jueves, 27 de enero de 2011

Pequeñas historias de la "nueva" Historia

Félix Aguado
He de reconocer que un vicio que tengo es mi gran afición por la Historia, y cuál sería mi sorpresa al saber que D. Artur Mas era nombrado 129º Presidente de la Generalidad de Cataluña. ¡El número resultaba totalmente sorprendente por ser enorme! Rápidamente hice uso de mi memoria histórica (sin dobles sentidos, por favor) y mi lista era bastante más corta. Incluyendo presidentes en el exilio y preautonómicos, el total con Mas sumaba 8: los señores Francesc Macià, Lluis Companys, Josep Irla, Josep Tarradellas, Jordi Pujol, Pasqual Maragall, José Montilla y Artur Mas. ¿Cuáles eran los 121 restantes?

Me puse a investigar. Parece ser que los nacionalistas catalanes han decidido reescribir la Historia de Cataluña una vez más. Primero, convirtieron en mártir y prócer de la inexistente patria catalana a D. Rafael Casanova, que bien lejos de morir en el sitio de Barcelona en tiempos de Felipe V al final de la Guerra de Sucesión (1713¬14), se recobró sin problemas de sus heridas, fue amnistiado por el monarca 5 años después y ejerció como abogado en Barcelona hasta su muerte en 1743 (vamos, lo que modernamente denominaríamos un “chaquetero”). Ahora pretenden entroncar la Generalidad catalana, institución creada en 1931, con la Diputación General, órgano delegado de las Cortes catalanas surgido en Cervera en 1359, cuyo primer responsable fue el obispo de Gerona Berenguer de Cruïlles, que sería según la nueva historia oficial nacionalista catalana el primer Presidente de la Generalidad. ¡Si monseñor levantara la cabeza seguro que volvía a morirse! Y así sucesivamente hasta Josep de Vilamala y el Decreto de Nueva Planta, que abolió las instituciones catalanas de entonces a comienzos del siglo XVIII.

Pero en mi ánimo investigador he llegado hasta la Historia Antigua y alcancé la conclusión de que el número de presidentes de la Generalidad debería aumentar considerablemente según el nuevo criterio nacionalista, a saber:

Por no agotar intelectualmente a nuestros queridos lectores (dejando de lado los restos humanos paleolíticos del Lago Bañolas o las cuevas de Torroella de Montgrí, que con los actuales métodos arqueológicos resulta imposible identificar con un primer presidente de la Generalidad), yo propondría iniciar el contador de la Generalidad, casi perpetua, en los antiguos fenicios y griegos que poblaron, entre otras zonas del litoral mediterráneo de España, el Ampurdán catalán, donde establecieron las ciudades de Rosas y Ampurias, respectivamente. Podríamos reconocer en los gobernantes de estas ciudades a los primeros presidentes de la Generalidad.

La siguiente dinastía de presidentes de la Generalidad serían los caudillos cartagineses, en particular Asdrúbal Barca, uno de los hermanos del genial general Aníbal. Mientras este segundo atacaba Roma, el primero incumplió el tratado del Ebro, y desde Cartago Nova (actual Cartagena) ocupó las tierras catalanas.

  • El siguiente presidente de la Generalidad sería el general romano Cneo Escipión, que desembarcando en plena Segunda Guerra Púnica el 218 a.C. en Ampurias, estableció enseguida la primera provincia romana, la Hispania Citerior, con capital en Tarraco (la actual Tarragona), ciudad en la que estaría la sede de la Generalidad durante los casi 7 siglos de dominación romana. Esta provincia cambió el nombre por Tarraconensis ya en la época imperial, y se puso al frente de la misma un gobernador, entre cuyos títulos estaba el de “Generalitatis Presidens” (es decir, Presidente de la Generalidad en latín).
  • Los visigodos entran en Cataluña en el 415 d.C., ocupando Tarraco 7 años después. Debemos añadir a la lista de presidentes de la Generalidad la no menos conocida lista de los reyes godos, ya que dichos monarcas germanos adoptaron igualmente el título de presidentes de una institución que para entonces contaba con casi mil años de antigüedad.
  • Los musulmanes permanecieron al norte del Llobregat poco más de 100 años, y siempre fueron gentes de aluvión, por lo que deberíamos considerar que la institución de la Generalidad fue más bien proseguida por los monarcas ¬y luego emperadores ¬carolingios en el territorio imperial denominado “Marca Hispánica” (siglo IX). Estos monarcas franceses cometieron el grave error de llamar España a Cataluña, como puede observarse, pero está comprobado que, muy a pesar de los nacionalistas catalanes, fue realmente así.
  • Una vez extinguido el imperio carolingio, el territorio catalán prosigue su andadura bajo la denominación de Condado de Barcelona, por lo que debemos considerar presidentes de la Generalidad también a Vifredo el Velloso, los condes de las familias Borrell o Sunyer, así como la dinastía de 300 años de condes de Barcelona (y presidentes de la Generalidad) que irían desde Berenguer Ramón I hasta Ramón Berenguer IV.
  • A partir de entonces los monarcas de la Corona de Aragón serían igualmente presidentes de la Generalidad, hasta que en la época de Pere el Ceremonioso se nombró a monseñor Cruïlles presidente de la Generalidad en las Cortes de Cervera. El resto de la nueva historia de la Generalidad ya ha sido contada.
Resultan totalmente indignantes los discursos y actos de la megalomanía nacionalista catalana, antes desde el gobierno nacional¬socialista de Montilla y ahora desde la sociovergencia de Mas, que han llevado a esta comunidad autónoma a tener el 26 % del total de la deuda pública autonómica, despilfarrando en plena recesión económica el dinero en informes inútiles, embajadas por medio mundo, e incluso el donativo de un millón de euros para apoyar la difusión del catalán en la selva amazónica a cambio de una lanza indígena, por no hablar del plan para desarrollar la mayor red de helipuertos que se podría imaginar, mientras persiguen de manera totalitaria a los comerciantes que rotulan en español y convierten a los directores de los colegios catalanes en comisarios políticos para erradicar el uso de la lengua común española, pasando por encima de los derechos civiles de los alumnos y de sus padres.

Los ciudadanos de Cataluña desean que se cree empleo, que se gestionen los fondos públicos con contención, y que se promueva la convivencia entre todas las personas y sensibilidades políticas que conviven en Cataluña, buscando igualmente la cooperación con el resto del territorio nacional, poniendo en valor las muchísimas cosas que nos unen y no priorizando las pocas que nos pudieran separar. Creo que puedo hablar en nombre de la inmensa mayoría de los ciudadanos españoles al decir que nos sentimos orgullosos de compartir con nuestros compatriotas catalanes tantos siglos de historia, y que creemos que el patrimonio cultural y lingüístico de Cataluña es de todos, y que ya está bien de que los nacionalistas se arroguen en la única representación de una realidad social catalana, que afortunadamente es mucho más rica y plural, y de un pueblo con mucho más sentido común que el que demuestran las élites políticas de los aragoneses (como Durán o Carod) o los cordobeses (como Montilla) que pretenden representarlos monopolísticamente, como una nueva especie de charnegos nacionalistas que ejercen su poder de forma vergonzante.

Espero que la ironía de este artículo no sirva para promover una investigación anterior a 1359, financiada por fondos públicos de la Generalidad, a la búsqueda de unos cuantos centenares más de presidentes de esa institución, sino que impulse a los políticos catalanes a ocuparse y preocuparse por los problemas reales de los ciudadanos, que lo que desean es convivir en paz, con seguridad, trabajo y libertad. Y que todos unidos podamos escribir un futuro esperanzador de Cataluña integrada en España, aportando su diversidad y su especificidad al conjunto de la nación. Por eso, y a pesar de los enanos intelectuales nacionalistas que dirigen la política catalana, quiero terminar mirando al futuro con un canto de unidad: viva España y visca Catalunya en España.
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7 comentarios:

  1. Excelente reportaje Sr. Aguado. Es de lamentar que el maquiavelo de León no contase con Vd. para rescatar la "verdadera memoria histórica" de España, que desenpolvada bajo su prisma de objetividad y certeza, estoy seguro que la separa un abismo de la que nos quiere hacer tragar el individuo ese de las cejas.

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  2. Excelente sin duda, pero al Sr. Mas le dejará indiferente.

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  3. Una exposición magnífica, aunque tengo una pequeña discrepancia. Se trata de la idea tan establecida de que los políticos van por un lado, y los ciudadanos por otro, y que estos no están de acuerdo con todos esos desatinos.

    Entoces ¿por qué los eligen?, porque no olvidemos que esos políticos son elegidos, y que los ciudadanos que se supone que quieren otras cosas, tienen otras alternativas para elegir.


    Vidal

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  4. Esta información no les interesa.
    Estudié Historia y me dí cuenta de que la Historia es un traje a medida de quien ordena o solicita los escritos.
    Hay miles de Historias que sirven a los intereses de unos o de otros.
    La NO escrita, es decir la Prehistoria, se desentraña al gusto del investigador ( o de quien paga los trabajos) que va colocando los fragmentos del puzzle hasta que resulte el cuadro convenido. Si las piezas no encajan, se pulen y ya está.
    No le interesa a ninguno de esos grupúsculos tan pequeños y, sin embargo, tan poderosos, lo que sucedió. Ellos la vuelven a escribir y los demás, tan poco interesados por la Historia como rama científica, la degluten con la misma facilidad que si de un flan de vainilla se tratara.

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  5. Creo que incluso yo he sido presidente de la Generalitat alguna vez y, imbécil de mí, no reclamo el 80% de la retribución montillesca que me corresponde.

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  6. La Diputación del General o Generalitat es lo mismo, y no son organismos creados de nuevo sino recuperados en distintos periodos históricos, Macià habla de "restauración" y no se puede restaurar algo que según tu escrito no existía....
    Parece lamentable que los que critican a Cataluña no sepan ponerse de acuerdo, en El Mundo ningunean a Pedro III (IV de Aragón) indicando que solo la Generalitat se conserva de su reinado y aquí va y resulta que es algo distinto y en realidad nunca ha existido, bueno si según Aguirre España tiene 3000 años de historia, los casi 700 de la Generalitat son solo un suspiro...chicos la armonización podría ayudaros a ser críticos más creíbles.
    Carod ha sido un irresponsable y para muchos catalanes un toca pelotas, pero no dio dinero para apoyar el catalán en la Amazonia sino para favorecer el bilingüismo fomentando lenguas indígenas, para ser que te documentas...no lo haces muy bien...mira, primero lee y luego critica http://www.elmundo.es/elmundo/2009/03/13/barcelona/1236948729.html


    ps lo hago como anónimo porque me da palo hacerme un perfil, no hace falta que respondas pero habiendo cosas que criticar, no perdáis el tiempo entre mentiras y chorradas, por cierto no voy a leer la respuesta, ahórrate la adrenalina, pero busca más verdad en tus futuros comentarios, un cordial saludo

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  7. Anonimo, no te des cuenta de que la palabra Generalitat solo es una palabra y que no soporta el contenido que le quereis darle los nacionalistas. Esta institución se creo en la Segunda República tal como se concibe ahora la institución, la antigua generalitat no tenia la misma finalidad y estaba dentro de un cotexto político que nada tiene que ver con el actual, como ocurria con otras Cortes en otros territorios de España.
    Dejad de retorcer la historia de esta forma tan la mentable, según vuestro razonamiento, si aparece una tumba de la Edad de Hierro, con una hoz en su interior, hay que deducir que ya habían comunistas en esa epoca. ¡¡ ya vale!!.
    Alfonso

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