sábado, 26 de marzo de 2011

¿A quién rescatan los fondos de rescate?

Juan Manuel Blanco
La reciente noticia de que el parlamento portugués rechazaba las medidas de ajuste del gobierno y que el primer ministro José Sócrates Carvalho Pinto de Sousa se veía obligado a renunciar, ha vuelto a relanzar los rumores sobre el rescate de Portugal, que sería el tercer país de la Unión Europea en recibir el salvavidas. Se rumorea que el rescate de Portugal requerirá 75.000 millones de euros. Sin embargo, es interesante analizar en que consisten los rescates y, sobre todo, quiénes son los rescatados en estos procesos.

Cuando la deuda pública de un país se hace insostenible, de manera que el tipo de interés se eleva de manera considerable reflejando un incremento de la prima de riesgo de impago, el rescate consiste en que otros Estados prestan una determinada cantidad al que se encuentra en apuros a un tipo de interés más favorable que el que le ofrece el mercado, imponiendo a cambio condiciones sobre la política económica que debe seguirse. Naturalmente son los contribuyentes de los países rescatadores los que responden por los fondos pero ¿a quién rescatan realmente? No hay que perder de vista que los rescates intentan evitar un proceso de quiebra y reestructuración de la deuda del Estado. Por tanto, los realmente rescatados y, por tanto favorecidos, son aquellos que resultarían más perjudicados si este proceso de quiebra llegase a producirse.

Cuando se llega a la quiebra, las autoridades se declaran incapaces de asumir el pago total de la deuda y, generalmente de manera ordenada, la reestructuran, esto es, establecen una quita, comprometiéndose a devolver tan sólo una parte de lo adeudado. Por tanto, cada acreedor pierde un porcentaje de lo que le adeudan, recuperando tan sólo una parte. En conclusión, los contribuyentes rescatan, en primer lugar, a los acreedores (a los tenedores de la deuda pública de ese Estado) evitando que incurran en esa pérdida. Hay que tener en cuenta, que una buena parte de la deuda soberana se encuentra en manos de bancos extranjeros. Así, en cierta medida, los contribuyentes extranjeros están rescatando también a sus propios bancos. Podría decirse que el rescate de Portugal significaría, en cierta medida, otro rescate de la banca española.

En segundo lugar, la suspensión de pagos de la deuda soberana de un país tiene otras consecuencias internas: durante algún tiempo el país tiene dificultades para obtener préstamos y el tipo de interés de su deuda se eleva durante algunos años. Pero, sobre todo, las consecuencias son políticas: el gobierno suele caer y es muy difícil que los políticos, o los partidos, que han llevado el país a la quiebra puedan regresar al poder en mucho años.

Dicho de otro modo, la suspensión de pagos y la reestructuración de la deuda haría recaer el coste de la deuda excesiva sobre aquellos que causaron el problema: sobre los políticos de ciertos países, que gastaron y se endeudaron en exceso y sobre los acreedores, que prestaron de manera poco prudente, sin las garantías suficientes. Por el contrario, el rescate de un país impone cierta carga sobre quiénes no tuvieron parte directa en el problema: los contribuyentes de otros países.

El hecho de que no sean los que cometieron los errores, inversores y políticos, quienes carguen con los costes sino otros, no sólo es injusto. De hecho, constituye un problema de mucho mayor calado que se extiende hacia el futuro: es lo que se conoce como el fenómeno del “Riesgo Moral” o “Riesgo Inducido”, que impulsa a los sujetos a un comportamiento más arriesgado debido precisamente a la existencia del rescate. La expectativa de que los países serán rescatados si tienen problemas crea en los inversores la idea de que, si prestan aun de forma arriesgada, tienen menos probabilidades de perder su dinero. De este modo, el juego es el siguiente: si la inversión es buena gano yo y, si resulta mala,.... me rescata el contribuyente. Se alienta, de este modo, un comportamiento más arriesgado e irresponsable por parte de los prestamistas en el futuro.

El riesgo moral también puede afectar a los políticos. Aunque la perspectiva del rescate no es buena, ya que los rescatadores imponen sus condiciones sobre la política económica interna, sus consecuencias son menos severas que las de la quiebra. De este modo, la urgencia de recortar gastos disminuye pues los dirigentes perciben que antes de la caída libre de la quiebra, al menos se encuentra la menos incómoda red del rescate.

Pero el problema es todavía más grave. Tras el rescate, los problemas no se encuentran ni mucho menos solucionados. Éste es un mecanismo provisional, que no reduce la deuda sino que se limita a repartir su carga. Sin un ajuste duro y radical de las cuentas públicas, es imposible que el problema de la deuda del país rescatado se solucione. Pero, tal como parece dictarnos la experiencia, los políticos de ciertos países no son capaces de lograr un cierto equilibrio de las cuentas públicas sin que tenga lugar un apreciable crecimiento económico que anime sustancialmente la recaudación de impuestos. De este modo, sin el ansiado crecimiento, la deuda de Grecia sigue subiendo y lleva camino de alcanzar ya el 150% del PIB mientras que la de Irlanda hace lo propio acercándose al 120% del PIB. En el caso de Portugal, la tendencia es hacia el 100% del PIB.

Estos políticos saben que, mientras la economía crezca a un ritmo aceptable, el déficit y la deuda no constituyen un grave problema. Por ello, cuando han gozado de una etapa larga de expansión económica, suelen elaborar sus presupuestos anticipando que el crecimiento se mantendrá indefinidamente. No sólo van llevando el gasto y el endeudamiento hasta el límite de lo prudente sino que van incurriendo en muchos gastos que se convierten en permanentes (entre ellos un enorme gasto clientelar) pero deben ser cubiertos con unos ingresos que no lo son en absoluto. También financian el déficit en unos mercados que, mientras la situación económica se mantiene, prestan a tipos de interés relativamente bajos. Estos bajos tipos de interés fueron además favorecidos por la creación de la Zona Euro.

Cuando sobreviene la crisis, todo este edificio se desmorona. Los ingresos impositivos caen dramáticamente y es muy difícil recortar unos gastos que, por su estructura son ya muy rígidos a la baja, mientras que los mercados de deuda se tensan y aumenta el coste de la financiación. Al mismo tiempo, si se ha producido una crisis bancaria y el Estado sale a rescatar a las entidades, las necesidades de financiación aumentan todavía más.

Visto en perspectiva, es necesario un sistema que incentive a los políticos de algunos países a ser mucho más prudentes en el gasto en etapas de expansión, de modo que la deuda sea sostenible aunque el crecimiento económico se detenga. Un sistema que también impulse a los inversores a ser algo más cuidadosos a la hora de prestar a éstos políticos.

Quizá la perspectiva de que no habrá rescate alguno y de que esa euforia gastadora puede llevar a la suspensión de pagos si sobreviene la crisis pudiera llevar a que los inversores no prestasen tan alegremente y, quizá, a que ciertos políticos se lo pensasen un poco más a la hora de presionar los gastos de manera tan imprudente. Aunque, la verdad, resulta tan difícil imaginar un político en España intentando ahorrar algunos eurillos al erario público.

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7 comentarios:

  1. Lo que parece increíble es que después de todo esto, los partidos que lo han generado van a recibir millones de votos, empezando por el PSOE, que esta en todos los escándalos de corrupción y es responsable directo del desastre político que tenemos y en las próximas municipales sacará millones de votos, y todavía no tengo claro que pierda las generales, desgraciadamente, en este país hay mucho tarugán que con la profunda reflexión de "estos son los mios" es capaz de llevarnos a todos al abismo, mientras esto no cambie será muy difícil cambiar las cosas

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  2. Ojo..el rescate es un gran negocio,para los que reparten la masa de DINERO..El pueblo sigue y sigue endeudado...Si algo quiebra a tomar por saco..REDUCIR GASTOS Y PRIVATIZAR CASI TODO..no hay otra.

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  3. ¿Saben que casi el 50% de nuestros "presupuestos generales del estao" se van en pago de intereses de deuda "soberana"? Soberana gilipollez. Porque endeudándose a troche y moche, si para 2011 es casi la mitad por deuda emitida hace años, no les digo lo que supondrá el pago de intereses de la que se está colocando con calzador hace unos añitos... Nuestros hijos van a tener que pagar lo que no está en los escritos.

    Hace unas semanas alguien preguntaba aquí si había dinero para I+D. Pues claro que hay. De hecho, sobra el dinero. Si abandonamos las subvenciones a partidos, sindicatos, fundaciones, zejistas e inmigrantes, hasta nos sobra la pasta, para I+D y para lo que no es I+D.

    Despilfarro es lo que sobra y vergüenza lo que falta. ¿A las barricadas? Me apunto.

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  4. QUE POCA VERGUENZA TIENEN TODOS!!!!!

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  5. A mi lo que me parece del todo inadmisible es que los ciudadanos que al final son los que van ha pagar el coste de todos los desmanes de los politicos y los abusos creados por los propios especuladores causantes de estos problemas no se revelan en contra de todos ellos a la vez y se crea un nuevo modelo de juego donde nadie pueda seguir abusando de nadie sin que ello repercuta en los propios culpables. De esta forma lo unico que conseguimos es que los que crean los problemas entiendan un mensaje claro; seguid haciendo lo que querais que nosotros lo pagamos luego...

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  6. En lugar de rescate se tendrían que llamar: condenas al bolsillo del ciudadano de a pie del país rescatado.

    Un gran artículo, un saludo.

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  7. BOTIN, QUE SABE COMO Y CUANDO SACAR TAJADA, ES EL FILIBUSTERO MAS GRANDE QUE PARIO LA TIERRA CANTABRA EN UN PAR DE SIGLOS. TIO LISTO EN UN PAIS DE TONTOS Y TREPAS. PERO PAGARÁ CARO ESE DESLIZ MONCLOVITA....

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