martes, 10 de abril de 2012

¿El dinero proporciona la felicidad?

Juan Manuel Blanco [en Vozpopuli.com]
Frente a esa irrefrenable inclinación de los humanos a ambicionar bienes y riqueza, la literatura y la sabiduría popular nos señalan innumerables historias de ficción, o refranes, que desaconsejan tan mundana y perniciosa costumbre. Si atendemos a su moraleja, las posesiones materiales no sólo no atraerían la felicidad sino que podrían acarrear todo tipo de desgracias. Personajes tan avaros como el famoso señor Scrooge de “Cuento de Navidad” habrían encontrado la alegría de vivir sólo tras descubrir que existen otros ingredientes más entrañables que la riqueza. Sin embargo, lejos del mundo de la ficción y de los dichos ¿existe relación entre el dinero y la felicidad?

Los últimos años han sido testigos de una creciente y significativa preocupación de la ciencia económica por el análisis de la felicidad, a juzgar por el creciente caudal de estudios tanto teóricos como empíricos. Estos trabajos permiten extraer una importante conclusión: existe cierta relación de causalidad entre ingresos y felicidad pero la conexión no resulta tan directa, evidente ni sencilla. El dinero proporcionaría felicidad pero… más en el corto que en el largo plazo.

Los hallazgos de la economía de la felicidad

Las personas con mayores ingresos pueden obtener mayor disfrute a través de un consumo más elevado pero el efecto incremental sería pequeño a partir de un determinado nivel de renta. Lo que, al parecer, proporciona mayores dosis de felicidad es la obtención de una renta que alcance o supere los objetivos que el propio sujeto se marca. Unos ingresos inferiores a ese nivel constituirían una abundante fuente de infelicidad. La complicación estriba en que los objetivos son cambiantes, dependen del entorno (en concreto de los ingresos de los demás) y de la propia trayectoria que cada individuo experimenta.

Así, un aumento generalizado de la renta de un país genera mayor gozo para sus habitantes, pero una buena parte de esta ganancia acaba disipándose a medida que la gente ajusta su objetivo a la nueva renta per cápita. Esto explicaría que, entre los países que ya han alcanzado cierto nivel de bienestar, las diferencias de renta per cápita no expliquen de manera muy significativa la felicidad media. Igualmente, cuando una persona mejora su situación económica de forma permanente obtiene la mayor parte del disfrute en el corto plazo pues, pasado un tiempo, adapta sus metas a la nueva situación. Los estudios señalan que los seres humanos no mostramos una actitud simétrica al respecto. Ante disminuciones de ingresos, la pérdida de felicidad es el doble de la que ganamos cuando aumentan y el ajuste a la baja de nuestros objetivos es mucho más lento. Al parecer, nos acomodamos con facilidad a las situaciones favorables pero nos resistimos a aceptar la realidad cuando muestra sus aspectos más negativos.

Los resultados empíricos también indican que existen otros elementos muy significativos en la felicidad de los sujetos, como el hecho de estar casado o tener pareja estable (ningún estudio hace mención a la suegra), mantener unas buenas relaciones sociales y de amistad, practicar ejercicio físico o vivir en un régimen de libertades. Por el contrario, son causa evidente de infelicidad el desempleo, la desconfianza en las instituciones, la vida en las grandes ciudades o, menos sorprendente todavía, el excesivo consumo de programas televisivos.

Si atendemos a las enseñanzas de la economía de la felicidad, la actual crisis económica puede causar gran disgusto y descontento. No se trata sólo del sufrimiento de millones de desempleados sino también del tremendo esfuerzo del ciudadano medio para adaptarse a la nueva realidad, despidiéndose de un tren de vida que tardará mucho en regresar. Difícilmente pueden aplicarse medidas que, desde el punto de vida agregado, puedan compensar tamaña aflicción.

¿Felices para siempre?

Sin embargo, quizá pudiéramos paliar un poco este padecimiento si entendemos la vida como un cúmulo de felicidad, tristeza, alegría, dolor o placer en diferentes proporciones. Causa gran regocijo lograr nuestras aspiraciones pero, lo mismo que resulta gozoso el éxito, también puede resultar reconfortante sobreponerse al fracaso. Admitir que la felicidad depende de nosotros mismos, no de los demás y mucho menos de los gobernantes, por muy bienintencionadas que parezcan sus palabras. Aceptar que nunca es absoluta ni permanente, que sólo aparece fugazmente aunque la busquemos cada día con ahínco. Comprender que es efímera, resbaladiza y tan frágil que, tan pronto nos hemos acostumbrado, se apresta a desaparecer. Como la Reina Roja de “Alicia a Través del Espejo”, estamos obligados a correr constantemente tan sólo para mantenernos en el mismo lugar.

El aumento de la riqueza ha proporcionado gran bienestar material, mejorado la alimentación, la salud y la esperanza de vida y permitido una mayor libertad. También ha traído consigo cierta felicidad pero de manera mucho más esquiva, algo explicable por la complejidad de la naturaleza humana. Dado que la renta posee cierto carácter adictivo, una parte del gozo subjetivo se disipa con el tiempo. Y, si se pierden ingresos, el disgusto resultante es mayor y más duradero. Por ello, uno de los secretos de la felicidad pudiera consistir en la capacidad de adaptarse a los inevitables reveses con la misma facilidad o dificultad con que nos acostumbramos al triunfo.

Por desgracia, nadie ha descubierto todavía una fórmula mágica para la eterna y permanente felicidad. Mejor dicho, por suerte.

Twitter: @BlancoJuanM


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8 comentarios:

  1. ¿Felices para siempre? menuda zanahoria nos han puesto en los morros con esa felicidad permanente que nos es sencillamente inalcanzable.
    Los europeos (y a su manera los norteamericanos) hemos confundido felicidad con bienestar y además, como nos domina esa idea ridícula, nos hemos creído que la felicidad perpetua es un derecho fundamental del ser humano.
    Pero es lo normal cuando uno se apea de una antropología real y racional, cuando uno se empeña en negar las limitaciones del hombre, cuando uno no acepta los riesgos inherentes a la vida y cuando se pierde la perspectiva de dónde se hallan los fundamentos de nuestra dignidad como seres humanos. Todos esos sí que son obstáculos para disfrutar de los momentos de felicidad que la vida nos ofrece.
    Me atrevo a decir, sin embargo, que ese problema no se ha destapado con la crisis y que empezó mucho más atrás. Lo que ahora nos solivianta, en general, no es la pérdida de una porción de bienestar, sino una sensación mezclada de injusticia e impotencia, que en España, al menos, afecta sobre todo a las clases medias.
    A los que tienen dinero esto les toca de refilón, y a las rrentas más pequeñas se les protege, pero ¿quién cuida de las clases medias?

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    1. Comer comida de los contenedores de la basura tampoco dá la felicidad,pero sí la dá el tener un trabajo estable y buen sueldo,Enrique.Porque el dinero no dá la felicidad,pero ayuda mucho a conseguirla.

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    2. Nadie tiene el secreto la felicidad, ni puede saber si un parado tiene cerradas las puertas a este estado más que un ocupado. Tener ciertas necesidades cubiertas ciertamente ayuda, pero desafortunadamente no sólo se trata de un elemento insuficiente sino que en muchas ocasiones ni siquiera es necesario. A las estadísticas de suicidios, consumo de ansiolíticos y encuestas en países con variadas rentas per capita me remito.
      Un saludo

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    3. Nadie es feliz en este mundo,ni nunca nadie lo ha sido.El camino de la vida desde reyes,politicos,jueces,obispos,banqueros,grandes fortunas,y toda la clase alta de la sociedad,pasando por la clase media y baja de la sociedad,le ha costado muchos disgustos y desgracias a lo largo de su vida y en ocasiones le ha costado sangre,sudor y lagrimas la lucha constante por la supervivencia en este mundo terrenal,por lo que la felicidad no se encuentra ni se encontrará jamás en este mundo terrenal al que llamamos Tierra.La unica y verdadera felicidad la encontraremos el dia en que dejemos este mundo y podamos decir:hice todo lo que pude por ayudar al projimo sin importarme si era familiar mio o un simple desconocido necesitado de mi ayuda,en este mundo cruel.

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  2. La sociedad ha evolucionado bastante mal respecto a cuestiones de educación y moral , desgraciadamente cada día vemos comportamientos que hace unos años serian mal vistos y hoy en día nos acostumbramos y aceptamos nos guste o no, la felicidad yo en mi opinión se reduce básicamente si tienes las capacidad de ignorar a los demás, por que desgraciadamente hay mucha gente que se encarga de amargarte de una manera o otra , si eres capaz de pasar de ls demás algo bastante difícil , tienes un paso importante para ser feliz .quizás hay demasiada gentuza o amargados , y no es fácil .

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  3. Para mí la felicidad seria ignorar todo lo que ocurre a mi alrededor,porque como dice un proverbio:en la ignorancia y la incultura se encuentra la felicidad,y en la sabiduria y el conocimiento se encuentra la infelicidad y la amargura constantes de todo aquello imperfecto que deseas canviar para que sea perfecto,pero nunca llegas a conseguirlo por las barreras,bloqueos y obstaculos que te imponen los poderosos politicos,banqueros,y millonarios.Para mí la felicidad casi completa seria vivir en una España libre,justa,igualitaria y sincera en su totalidad.

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  4. No depender tanto de las condiciones externas ayuda a mantenernos en equilibrio y por tanto al bienestar, lo malo es que la sociedad alienta y vende un estado del bienestar basado en lo accesorio y esa es la realidad que nos rodea, ahí la dificultad de saber distinguir lo prioritario de lo que no lo es y de que la felicidad es un estado subjetivo que, como tal, jamás puede depender de lo externo a nosotros mismos. Pero esto cuesta trabajo..............Pilar

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  5. LAS GENTES MAS FELICES SON LAS DE PAISES POBRES DONDE LA TRADICION Y LA SOLIDARIDAD FUNCIONA Y ES PARTE DE SU DIA A DIA, AUN LAS DIFICULTADES, Y QUE SEPAN APROVECHAR LAS SENCILLAS TECNOLOGIAS Y HABITOS QUE EVITAN PROBLEMAS Y RENTABILIZAN RECURSOS Y TRABAJO. DONDE PREVENIR ES MUCHO MEJOR QUE CURAR Y LO ESPIRITUAL SE VIVE EN LO COTIDIANO. OTRA COSA MUY DIFERENTE ES LO QUE NOS HA VENDIDO CIERTO CALVINISMO DEGENERANTE Y EL SIONISMO DESQUICIADOR.

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