martes, 24 de julio de 2012

¡Cómo hemos llegado hasta aquí!

Juan Manuel Blanco [en Vozpopuli.com]
Llegados a la gravísima situación actual, sintiendo ya el aliento cercano del espectro del rescate y la intervención, es momento de volver la vista atrás para identificar los errores cometidos y sus causas. No se trata de buscar culpables, importante tarea que deberá acometer la justicia, sino de aprender la lección y corregir defectos y errores en el futuro.


Desgraciadamente, las últimas décadas de la historia de España han sido pródigas en decisiones políticas desacertadas o extemporáneas. La arbitrariedad, la corrupción y el desafuero han constituido más la regla que la excepción en la Administración, fuera ésta central, autonómica o municipal, sin que las conductas negligentes o dolosas encontrasen apropiada corrección o castigo.

Rara vez los gobernantes se han visto obligados a rendir cuentas por la gestión realizada. De ahí esa ligereza y proverbial falta de rigor en la mayor parte de las decisiones. También esa primacía de lo inmediato, olvidando que el tiempo continúa tras la foto de inauguración de un proyecto, dejando detrás a millones de contribuyentes pagando un posible error.

Con demasiada frecuencia, los gobiernos tomaron decisiones económicas con criterios puramente políticos, y de propia conveniencia, olvidando la necesidad de asignar eficientemente los recursos públicos. La planificación de las costosas infraestructuras de transporte respondió mucho más a una mera búsqueda de imagen, o a una defensa de intereses de caciques, o grupos cercanos al poder, que a un claro criterio de utilidad y rentabilidad social.

Ningún político parecía percibir que los recursos públicos pertenecen a unos contribuyentes que los generan con gran esfuerzo. Quizá por ello, gobernantes de todo pelaje presumían de sus supuestos logros exponiendo públicamente la enorme cantidad de dinero gastado en cada partida o proyecto, como si el despilfarro a manos llenas constituyese un sobresaliente mérito. Esta jactancia se tornaba todavía más odiosa e inaceptable considerando que una buena parte del gasto estaba inflado pues incluía los correspondientes porcentajes de comisiones ilegales repercutidas a tal efecto.

Las Administraciones, especialmente las autonómicas, se lanzaron a una alocada carrera para multiplicar exponencialmente el número de leyes, normas y regulaciones, muchas de ellas complejísimas, contradictorias e imposibles de cumplir. Cualquier botarate parecía capaz de rellenar miles de absurdas páginas de boletín oficial, sin reparar en las tremendas barreras a la competencia y a la actividad económica que tan imprudente proceder establecía. Buscando unos objetivos inmediatos, como la concentración del poder económico en manos de los amigos y la creación de oportunidades de corrupción, obviaban las nefastas consecuencias finales. Estas trabas a la labor de los emprendedores, y al desarrollo de las empresas, ponían en almoneda el tejido industrial y la generación de empleo en la región, mientras destruían la unidad de mercado con el resto de España.

Ese desbarajuste autonómico

Las autonomías han representado un papel muy destacado en el colapso final. La descentralización no era intrínsecamente perversa pero, para aportar sus ventajas, requería un diseño muy adecuado, del que siempre careció. La peligrosa financiación de las Comunidades Autónomas  mediante transferencias del centro exacerbó todavía más la tendencia al despilfarro, al romper definitivamente el ya débil vínculo entre gasto y tributación: “Nosotros a gastar que ya se pringará Madrid recaudando”.

Los traspasos de competencias a las regiones se apartaron completamente del criterio de eficiencia en la prestación de los servicios públicos, abrazando un perverso sistema de mercadeos, apaños y componendas con los nacionalistas. Un traspaso a cambio de un voto favorable en la investidura o en los presupuestos. Una colosal falta de seriedad, rigor y respeto al ciudadano.

Las nuevas estructuras administrativas autonómicas iban sirviendo para crear infinidad de cargos a repartir entre los miembros de los partidos, mientras las castas políticas locales aprovechaban su creciente poder para liberarse de los ya débiles controles sobre el poder político. Se establecía así un régimen caciquil, caracterizado por el favoritismo, la corrupción, la arbitrariedad, el clientelismo y el dominio de toda la sociedad civil regional. En un espacio reducido resultaba más sencillo controlar la prensa, que difícilmente podían ejercer su importante labor de crítica al poder.

Raramente los políticos tomaron  las decisiones importantes en el momento adecuado. Ni la reforma laboral en la etapa de expansión económica, ni la necesaria liberalización de los mercados cuando nos incorporamos a la Zona Euro, ni la imprescindible consolidación fiscal cuando la disponibilidad de recursos la hacía más llevadera, ni la eliminación del déficit tarifario eléctrico cuando era posible pagarlo.

En un claro ejercicio de procrastinación, tan frecuente en la política cortoplacista, las decisiones dolorosas, que deben tomarse cuando existe mayor capacidad de asimilarlas, se aplazaron in extremis hasta los momentos de crisis profunda, a costa de un sacrificio muchísimo mayor. Mientras tanto, los políticos difundían ese mensaje demagógico que exalta los derechos y oculta las obligaciones, olvidando que libertad y responsabilidad son dos caras de la misma moneda y que ese nefasto paternalismo de los gobernantes resulta del todo inaceptable en una sociedad de ciudadanos libres.

Unas instituciones defectuosas

Como muchos economistas y politólogos admiten actualmente, los tremendos problemas políticos encuentran su causa en graves defectos de diseño de las instituciones. Éstas determinan las reglas del juego, la manera de aplicarlas, los controles sobre los gobernantes, los mecanismos de representación de los ciudadanos, los incentivos de los políticos, la forma de selección de las élites gobernantes o las relaciones entre los diversos grupos políticos y sociales.

Mucho debe evolucionar nuestro marco institucional para superar este tipo de economía restringida, donde escasea lo productivo y prima la búsqueda de rentas no competitivas, dominando el intercambio de favores sobre la eficiencia, el amiguismo sobre el mérito y las buenas relaciones con el poder sobre el esfuerzo. Nos encontramos ante unas instituciones que no garantizan ni la separación real de poderes ni la representación directa de los ciudadanos. Ante la ausencia de órganos que sirvan de contrapeso, los partidos han invadido no sólo las Instituciones del Estado sino también amplios estamentos de la sociedad civil, ejerciendo una enorme influencia sobre muchos medios de comunicación.

Necesitamos nuevas instituciones que garanticen organismos independientes, un apropiado juego de contrapoderes en el seno del Estado y una representación más directa de los ciudadanos en el legislativo. Un sistema que seleccione a los mejores para la gestión pública y, sobre todo, unas leyes eficaces que limiten la capacidad de actuación de los gobernantes,  impidiendo su intervención en aquellos campos que deben corresponder exclusivamente la sociedad civil.

Y una nueva Constitución que prohíba terminantemente esas absurdas e interesadas trabas que entorpecen el funcionamiento de los mercados, fomentando la corrupción. Muy fácil de decir pero… todo un universo por cambiar.

A pesar de los recientes acontecimientos, les deseo a todos un feliz verano.


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10 comentarios:

  1. Lo más urgente es salir del pozo, pero los más importante es reflexionar sobre las causas de la caída y los mecanismos para prevenirlas. En cuanto al pozo, Rajoy está bloqueado. Quiere coger peces sin mojarse el chisme y eso no puede ser. Excuso explayarme sobre sus recursos personales para reflexionar sobre causas o medidas de cautela, que nos eviten volver a la andadas. Los políticos españoles, sin excepciones, no saben ni valen para manejar está situación. Pero lo más deprimente es que las nuevas generaciones son las peores, pues han mamado desde la educación infantil que lo de España es una democracia con verdadera representación ciudadana y división del poder, que la estructura del estado autonómico es palabra de Dios y que de este cambalache se sale con lo que pone en los temarios que se han estudiado, en el mejor de los casos, para las oposiciones. La "nata" que se avecina va a ser histórica, al menos los contribuyentes vamos entrenados.

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  2. Preguntarnos como hemos llegado hasta aquí y como el sistema puede resolver el problema no tiene sentido por diversas razones:

    España, política, económica y financieramente es absolutamente inviable. Estamos en un circulo infernal: tenemos una deuda imposible se pagar y encima las medidas para recaudar mas producen el efecto contrario y por si fuera poco no tenemos modelo productivo.

    Dentro de muy poco quienes compran nuestra deuda se darán cuenta de que es imposible que podamos pagar y dejaran de comprar y como consecuencia el régimen se hundirá y en ello está la solución.

    Retrocederemos 50 años con un estado austero, seremos un país barato con la peseta, volveremos a los planes de estabilización y desarrollo y construiremos nuevamente barcos, produciremos de nuevo acero, cemento, productos agrícolas y bienes de equipo en general y lo exportaremos todo, pero además, volveremos al turismo residencial y no de alpargatas como el actual y al ser un país barato situado en el centro del mundo muchas multinacionales se instalarán aquí.

    En los años 60 España fue la novena potencia industrial del mundo, no por PIB y puedo asegurar como testigo que los españoles vivíamos muy bien, pero Alemania necesitaba que España se convirtiera en un comprador neto de sus productos y se valió de Felipe Gonzalez para desmontar toda la industria pesada e instauró como modelo económico la especulación y la corrupción y así nos luce el pelo.

    Vestrum

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    1. No se puede decir mas claro, yo que nací en el 54, soy testigo y subrayo lo dicho, y afirmo que es le socialismo el culpable del mal que ahora vivimos, encarnado en dos figuras ramblonas
      comenzando por Felipe y terminando con Zapatero destructor de la poca unidad española que quedaba, y lo pero es que la derecha parece haberle cogido gustillo al modelo.

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  3. Por cierto, como la deuda es imposible pagarla en euros lo haremos en pesetas y si no que no hubieran prestado a un insolvente. Los que tienen un problema son ellos.

    Vestrum

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  4. El segundo comentario me gusta, el euro tiene las horas contadas, añadir que en los 60 no vivía tanta gente del " puto cuento" esto en si es lo que ha provocado el problema , cuando se decida el futuro de Cataluña y vascongadas el núcleo del problema ,de hay nuestro modelo ,España empezara andar, mejor o peor pero andar , esto empeora como todas las semanas , y lo que no mejora ya se sabe, hay que reconocer el fracaso y empezar va A ser muy duro es duro de hecho.

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  5. Lo que hace falta ya y ahora es una intervención completa para arreglar el problema, porque el propio sistema implantado no deja ni quiere hacer lo que hay que hacer, así que lo mejor que nospodía pasar, y pronto, es que vengan de fuera a tomar las riendas de este pais caótico y corrupto que apesta por todas partes, desde arriba del todo, hasta abajo.

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    1. Lo que hace falta es que Rajoy se vuelva sueco y no conozca a nadie. Y después se dedique a dar mandobles institucionales a derecha izquierda, centro, arriba y abajo, para que cuando acabe a Eapaña no la reconozca ni la madre que la parió hace 30 años. Porque tanto el rescate como la salida del euro nos dejarían en la ruina y como "holiday resort" de una Europa que, muy al contrario de lo que opina Vestrum, iban a venir aquí la escoria más arrastrada a miccionarnos hasta la sala de estar.
      Cuando veamos la respuesta de Mariano a Mas, sacaremos una idea aproximada de por donde irán los tiros. pero con los reflejos de rajoy no sé si nos rescatarán antes.

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  6. Lo peor que nos puede suceder es que nos "rescaten" ya que eso supondría una colonización en toda regla y nos convertiríamos en vasallos de Alemania, la cual no nos iba a regalar nada, todo lo contrario se lo llevarían todo. Téngase en cuenta que Alemania finalmente convencida de que como guerreros no valen nada, ya que en la consecución de su "espacio vital" perdieron todas las guerras, finalmente sobre la base de lo que fue el Benelux montaron primero el Mercado Común que se convirtió después en la Unión Europea.

    Si queremos salir de este agujero hacen falta decisiones energéticas y valientes como la que tomó Alejandro con el Nudo Gordiano: en primer lugar tenemos que desmontar todo este entramado maldito y después volar solos junto a nuestros aliados naturales y no con los "Bárbaros del Norte". Esto es relativamente sencillo, bastaría con algo parecido a la dictadura del general Primo de Rivera que acabo con la guerra de África y modernizo España en muchos aspectos. Actualmente una solución podría ser que tomara el poder un directorio presidido por el Rey que ponga orden y concierto en toda esta locura que nos lleva al mayor desastre de toda nuestra historia.

    Vestrum

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    1. No os enterais!!!!!!!
      PSOE= PP y cor de izquierdas ,nacionalistas, etc. TODOS SON UNOS MEDIOCRES SINVERGUENZAS. ¿creeis que son tan descerebrados que no saben lo que tenen que hacer?????.
      No seais idiotas. Ellos quieren seguir chupando de la teta, y para eso tiene unas estrategias coloquiales: NO seas alocado. No hables irritado, te has pasado. Eso es fascismo, tienes un caracter..., extremista, franquista......

      ¿vais entendiendo lo del Alzamiento Nacional ?.. Dentro de poco estaremos igual que con la republica, así volveran.... los sindicatos, otros partidos, etc.
      Manu militari, machos!!!! si no, a joderse.
      no votar, no seais mas coresponcables de la destrucción de España y sus "españoles". La mayoria cretinos

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    2. Este Rey, se cree muy demócrata, y un blandengue, no se moja, aunque vea a España en la ruina como a el y a su familia no le afecta, se cruza de brazo , esperando que los políticos arreglen el desaguisado, y por lo que se ve, nadie quiera perder su trozo de pastel.

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