miércoles, 7 de noviembre de 2012

¿Funcionan los funcionarios?

Juan Manuel Blanco [en Vozpopuli.com]
La notable pérdida de empleo, la anunciada reforma de la Administración y, últimamente, los resultados de una encuesta que situaba los salarios públicos por encima de la media del sector privado, han contribuido a concentrar la atención de cierta opinión pública sobre los funcionarios. Algunos consideran su estabilidad en el empleo como un agravio comparativo con el resto de los trabajadores: un puesto de trabajo asegurado constituye hoy día un activo tan valorado, que puede percibirse como un privilegio aun cuando no lo pareciera tanto en la larga etapa de bonanza.
Quizá por ello hay quien discute la fórmula de empleo de por vida, proponiendo que los funcionarios se acojan a las mismas condiciones laborales que el resto de los trabajadores. ¿Implicaría este cambio una mejora para la sociedad y para la Administración? Caben dos respuestas diferentes. Se llegaría a la primera obviando las circunstancias concretas y aplicando el razonamiento lógico a las condiciones de un mundo ideal. La segunda se obtendría considerando el funcionamiento real de las instituciones en ese incomparable marco de la política española.  
En condiciones óptimas e ideales, una carrera funcionarial menos rígida aportaría ciertas ventajas. Los gobernantes contratarían profesionales a de forma más flexible, según las necesidades cambiantes del servicio público, mejorando así la eficiencia. Una mayor rotación laboral entre el sector público y el privado aportaría savia nueva y contribuiría a difundir en la Administración nuevos métodos de gestión provenientes del sector privado. Las empresas se beneficiarían también de un mejor conocimiento de las administraciones, con las que deben interactuar. Desde el punto de vista personal, el cambio de trabajo puede resultar saludable: demasiados años en el mismo puesto conducen, en ocasiones, a una sensación de desmotivación, a la convicción de que no hay más retos o poco adicional por aprender.
El funcionariado: la última frontera por colonizar
Naturalmente, para aquellos que mantienen los pies asentados firmemente sobre el suelo, la narración anterior se acerca, más bien, a una historia de fantasía o a una lejana utopía. La fuerte inclinación de la política española al nepotismo, al amiguismo y a la corrupción diluiría las ventajas, dando lugar a muy negativos resultados. En un sistema carente de contrapoderes reales, los funcionarios de carrera constituyen uno de los últimos mecanismos de contención del poder político que todavía siguen en pie, uno de los pocos estamentos del Estado que escapa al control absoluto de los partidos. Un funcionariado profesional actúa como un freno que desincentiva conductas irregulares y aporta un carácter más neutral a algunas instituciones. Estos oficiales públicos pueden denunciar manejos irregulares del poder político, o corruptelas, u oponerse a ellos sin temor a ser despedidos. Sin la garantía de permanencia, los políticos conseguirían un funcionariado mucho más dócil y tolerante con sus arbitrariedades.  
En este sentido, el funcionariado es para los partidos la última frontera por colonizar, uno de los últimos bastiones por conquistar. La manera de vencer esta fortaleza ha sido indirecta, no tanto un ataque frontal como una maniobra de envolvimiento, de soslayo. Han introducido por la puerta trasera, y sin la preceptiva oposición, una cantidad ingente de asesores y empleados de la Administración, muchas veces fieles al partido. Han retirado importantes atribuciones a oficiales públicos encargados de ejercer ciertos controles. Incluso algunos han intentado colar a los suyos en la carrera funcionarial haciendo trampas en las oposiciones, como en ocasiones han denunciado los medios.  
En los sistemas políticos que disponen de oportunos controles, rigor y un adecuado juego de contrapoderes, el carácter inamovible de los funcionarios es un elemento que reviste menor importancia. En España, sin embargo, la aceptación del despido, o la no renovación, en el régimen funcionarial generaría probablemente una Administración con una fuerte tendencia a llenarse de miembros de los partidos, amigos y familiares. O de funcionarios mucho más sumisos y dispuestos a hacer la vista gorda ante el abuso y la corrupción.
Algunas reformas son convenientes
Esto no quiere decir que, en las circunstancias actuales, no pueda reformarse la gestión de la Administración para promover mayor eficiencia y austeridad. La eliminación de todos aquellos servicios y organismos que solo sirven para colocar a los propios y la limitación drástica del número de cargos de libre designación, serían pasos en la buena dirección. También la mejora de los criterios de selección de los funcionarios, reduciendo el peso de las pruebas meramente memorísticas en las oposiciones y primando ciertas cualidades personales, como la facilidad para el aprendizaje o la capacidad de resolver problemas. En algunos cuerpos de la Administración hay actitudes personales tan relevantes como los conocimientos de la materia. Por ejemplo, para seleccionar un buen juez puede tener menos trascendencia el conocimiento de memoria de unas cambiantes leyes que la capacidad de interpretarlas correctamente o un firme talante de ecuanimidad y rectitud. Y, sobre todo, es imprescindible reformar las pruebas para evitar que muchísimas personas dediquen años de su vida a preparar oposiciones. Un enorme despilfarro social de recursos pues la mayoría no logra pasar la selección y acceder al puesto.
Se pueden proponer otros métodos de selección pero éstos deben ser siempre objetivos, evitando especialmente la discrecionalidad de los gobernantes. Dentro del deplorable marco político actual, es sumamente peligroso aceptar algún esquema en el que el que la continuidad del funcionario dependa de una decisión interesada de los políticos. No podemos permitirnos el lujo de renunciar a uno de los últimos mecanismos de freno y control del poder que todavía permanece.


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9 comentarios:

  1. La estabilidad en el trabajo de los funcionarios entiendo que es imprescindible, pues si no su control por el poder politico sería absoluto. Pero al mismo tiempo, esa estabilidad debe corresponderse con una responsabilidad tanto en el cumplimiento de sus funciones como en el cumplimiento de sus obligaciones. Desde ser eficaces (¿donde estaban los interventores del estado y los funcionarios del Tribunal de Cuentas en los inmuerables casos de corrupción?), ser productivos, hasta los mas nimios detalles de cumplimiento del horario y puntualidad (¿por que se pueden ir dos horas a tomar café o hacer la compra?)

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    1. Todo está inventado ya, aunque los españoles nos creamos más listos que nadie. Hay empleos publicos que deben ser funcionariales y además vitalicios, para no estar sujetos a las veleidades del poder. Y para que vea la necesidad de que sean vitalicios, a los que usted menciona me remito, para que vea que el funcionariado por sí solo no es agua bendita que le protege a uno de cualquier tentación de connivencia con el poder. En cualquier caso, no es necesario que maestros, sanitarios o administrativos (por poner tres ejemplos) tengan ese estatus. Este sistema favorece a los gandules (que vegetan parapetados en la plaza fija vitalicia sin posibilidad de traslado o despido en caso de incompetencia o vagancia manifiesta) y a los políticos que pueden bandear a millones de empleados a golpe de decretazo, aunque pongan cara de mártires cuando salimos a relucir cual lacra necesaria, a la que desprestigiar y arruinar para no quitar ni una coma del chiringuito prescindible que se han montado. El sistema de empleo público español es un sistema perverso que debería reformarse cuanto antes, entre otras muchas cosas.

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  2. Muy buen analisis. Añado: por vivencia personal, si, existen grandes corruptelas en oposiciones, sobretodo de nivel A, autenticos amaños, sobretodo en administraciones autonomicas (para variar) y locales, lo digo porque lo he sufrido en mis propias carnes. Por otra parte, por poner un ejemplo en la judicatura/fiscales/secretarios judiciales, con su memoria sabran de carrerilla los codigos y leyes, pero como el habito no hace al monje, no significa que sean buenos juristas ni independientes del poder politico/economico, por lo tanto, el sistema de pedir 385 temas oral en 2 ejercicios no tiene porque ser el mas optimo, aparte que de por si sería discutible si no es atentatorio al principio de igualdad, aunque el principio de mérito y capacidad los cumplan a base de recitar como loritos las leyes.

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  3. Soy funcionario desde hace 32 años, en mi empresa (correos) hace muchos años que trabajan laborales y funcionarios, ahora ya hay más laborales que funcionarios, y nunca he visto ninguna diferencia en la aptitud laboral de los dos colectivos, en los dos hay, desde gente muy profesional, trabajadora y preparada, hasta los más vagos, incompetentes y especialistas de la baja y el escaqueo, el problema del bajo rendimiento del personal de la administración es un tema exclusivo de gestión, nada tiene que ver con el contrato que tenga el trabajador, a la hora de escaquearse, coger bajas simuladas, y todo tipo de tropelias, los laborales tiene la misma capacidad y entusiasmo que los funcionarios. La solución está en apartar a sindicatos y políticos de la adjudicación de las jefaturas de todo tipo, porque los sindicatos empiezan a influir desde los puestos de nivel más bajo y se coloca a gente que tiene la única preocupación de medrar y trabajar lo menos posible, si los que tiene que controlar son los primeros que se escaquean que se le puede pedir a los trabajadores de base, Esta es la verdad.
    Nota: Normalmente suelo firmar con mi nombre, pero comprenderéis que hoy firme como anónimo

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    1. Todos los que llevamos mucho tiempo en la Administración sabemos que uno de sus grandes males es la existencia de políticos y, en menor medida, de los sindicatos. También sabemos que el funcionamiento de la Administración es manifiestamente mejorable. Influye, sin duda, la propia idiosincracia de los españoles. Todos sabemos que, salvo excepciones, sobran empleados públicos. Incrementar el horario sólo sirve de cara a la opinión pública pero no para aumentar el rendimiento ya que no hay trabajo. Tampoco sirve de nada este tipo de medidas en algunas Administraciones, incluida la central, donde no hay controles de horario. Pensad en los Juzgados, a ver si encontráis a un funcionario que trabaje 6 horas diarias.

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    2. Tiene usted razón, sólo con cambiar las jefaturas no va a solucionarse el quiste del funcionariado. Hay que suprimir las plazas vitalicias, echar a los que sobran y pagarles según sus méritos (nada de todos igual a fin de mes, trabajes lo que trabajes). Pero para mí que no hay narices.

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  4. Hay situaciones que son de risa y hacen mucho daño al que ha sacado su plaza, en un puesto hay tres bedeles y una sola silla se la turnan el funcionario y los dos enchufados, al final se pelean por el periódico para hacer los crucigramas , por no hablar de almacenes de embargos y otros puestos de economía sumergida ,reparación de aparatos domésticos y almuerzos interminables, ojalá no fuese así pero es así, al final justos por pecadores por inflar los votos de los partidos, lo único que lo pagamos los mismos funcionarios.

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  5. Creo que las cosas se podrían resolver con sentido común, y racionalidad, es lo que habría que aplicar. Por mi experiencia conozco los dos sectores, el público y el privado, y creo que si se hiciera una buena combinación se podría crear una Administración eficaz, ágil, y eficiente. Para empezar habría que tomar una serie de medidas, a saber, eliminar todos aquellos puestos creados para colocar a los enchufados de los politicos, sean interinos, asesores, amiguetes, etc., y dejar sólo a los que se han sometido a un proceso de selección legal y legítimo. En cuanto a los procesos de selección deberían ser más acordes con las funciones a desempeñar, y en cuanto a la promoción profesional cambiar el actual sistema, ya que es igual a hacer una oposición, y no tiene ningún sentido que al personal que ya ejerce su función someterle a exámenes iguales a los del primer acceso a la administración, y deberían basarse más en su experiencia profesional, aptitudes, conocimientos, etc. Todo ello demuestra que ese sistema está totalmente desfasado, atrasado, obsoleto, y no se adecua a lo exigible en una profesión similar en el campo privado. Habría que eliminar las comunidades autónomas, que también han provocado una multiplicación de duplicidades, triplicidades de competencias, ineficiencias, personal, recursos, y en definitiva una estructura que nos cuesta más dinero a los contribuyentes, pero que no mejora la atención a los ciudadanos, sino que sólo sirve de herramienta para el control de los politicos locales y autonómicos, y para colocar a los suyos, los de su partido, etc. Por eso, es necesario una reforma de la Administración en el sentido de simplificarla, eliminar grandes ineficiencias y gastos suntuosos, que lo único que hacen es desperdiciar recursos públicos, y así poderlos dedicar a políticas sociales necesarias para los más necesitados, y para los ciudadanos en general. Basta ya, de que los politicos derrochen a manos llenas los recursos del pueblo, y lo dediquen a lo realmente necesario y útil para la sociedad. No por tener un sector público más grande, las necesidades sociales van a estar mejor atendidas, es una gran equivocación. Lo que hace falta son gobernantes responsables, que respondan hasta del último céntimo gastado, y se dejen de estúpideces y de utilizar su puesto para corromperlo todo. Y quien se le ocurra hacerlo, que se le aplique la ley con todas las consecuencias porque al ser una autoridad pública tiene que asumir las responsabilidades que eso conlleva. Y sobre todo es más grave cuando por consecuencia de la corrupción haya muertes de vidas humanas como está sucediendo ultimamente, y aqui nadie dimite, es autenticamente vergonzoso el comportamiento de una clase política que le da igual que la gente muera por consecuencia de sus acciones, y de sus inacciones. ¡Pidamos justicia, y echemos a los corruptos ya!, Y exigir responsabilidades no sólo políticas, sino penales y las que correspondan. Muchas gracias.
    Un saludo.

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  6. EN ESPAÑA ES UNO DE SUS CANCERES SOCIALES E INSTITUCIONALES, Y SOLO LO ARREGLARIAN QUIZAS UNOS TEUTONES PROTESTANTES CON GRAN MALA LECHE Y GANAS DE ARRASAR CON CASI TODO, TIPO GUERNICA FUNCIONARIETES SINDICALISTOS...

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