miércoles, 2 de enero de 2013

España no es esto, es otra cosa

Javier Benegas [en Vozpopuli.com]
“Devotos y creyentes como ninguno, invocan a Dios Nuestro Señor desde lo más profundo de su alma, pero cometen atrocidades. Obran a impulsos del más sublime y heroico valor, demuestran el más alto espíritu y capacidad de sacrificio, y al punto se traicionan y combaten entre sí del modo más vergonzoso, conservando a pesar de todo, en medio de sus vilezas, un acentuado sentido del honor y una admirable conciencia de la grandiosidad de su misión”. De esta forma retrataba Stefan Zweig, en La huida hacia la inmortalidad, a los españoles que, de la mano de Vasco Núñez de Balboa, descubrieron el Océano Pacífico en 1513. Una semblanza poética, épica y tenebrista, una de tantas, que enlaza a la perfección con la tradicional visión esencialista de “lo español. Quinientos años después, agotado el modelo político surgido de la Transición, inmersos en una crisis económica sin precedentes y con la amenaza de la fractura territorial en el horizonte, seguimos entendiendo lo que es España –es decir, lo que somos los españoles– desde este punto de vista esencialista, tal y como durante la Restauración la intelligentsia española, fuera ya del curso científico imperante en Europa, hizo.

Del despropósito de la raza a la comprensión de “lo español”

En el fondo de estas visiones subyace siempre, aún en el caso de aquellas más enaltecedoras, la creencia de que la singularidad de “lo español” tiene que ver con la herencia genética, con nuestra naturaleza, y no con factores políticos, económicos, geográficos y demográficos. Y todavía pesan en el pensamiento de muchos algunas teorías que en su día formuló Ortega y Gasset en su libro España invertebrada (1921), y con las que acreditaba la debilidad de la raza española a cuenta de sus raíces visigodas: “Eran, pues, los visigodos germanos alcoholizados de romanismo, un pueblo decadente que venía dando tumbos por el espacio y por el tiempo cuando llega a España, último rincón de Europa, donde encuentra algún reposo. Por el contrario, el franco irrumpe intacto en la gentil tierra de Galia, vertiendo sobre ella el torrente indómito de su vitalidad”. Pero esta visión condicionada por la pobreza de los genes no sólo comete el disparate de excluir cualquier aproximación a la realidad mediante el metódico análisis de la política, la economía, la geográfica y la demografía, sino que, aún peor, convierte todos estos factores en meras consecuencias de nuestra naturaleza. Lo cual es un despropósito.

Por el contrario, así prologaba La España Imperial, libro editado por primera vez en Londres en 1963, John Huxtable Elliott (Reading, 1930): “Una tierra seca, estéril y pobre: el 10 por ciento de su suelo no es más que un páramo rocoso; un 35 por ciento, pobre e improductivo; un 5 por ciento, medianamente fértil; sólo el 10 por ciento francamente rico. Una península separada del continente europeo por la barrera montañosa de los Pirineos, aislada y remota. Un país dividido en su interior mismo, partido por una elevada meseta central que se extiende desde los Pirineos hasta la costa meridional. Ningún centro natural, ninguna ruta fácil. Dividida, diversa, un complejo de razas, lenguas y civilizaciones distintas: eso era, y es, España”. Y a continuación, el ilustre hispanista se preguntaba cómo aquella España, que hasta el siglo XV había sido una mera denominación geográfica, se convirtió súbitamente en realidad histórica. Un acontecimiento del que Maquiavelo dio fe con estas palabras: “Tenemos en la actualidad a Fernando, rey de Aragón, el actual rey de España, que merece ser considerado muy justamente como un nuevo príncipe, pues de un pequeño y débil rey ha pasado a ser el mayor monarca de la cristiandad”. Resulta ocioso afirmar que la raza no puede explicar nuestro dramático pasado, y menos aún nuestro convulso presente. Jamás ha existido una raza española, sino una diversidad que cristalizó en esta nación que llamamos España.

De la España cerrada y envilecida a la abierta y virtuosa

La argamasa que unió aquello que era diferente, y en ocasiones antagónico, en un todo fueron las circunstancias compartidas por unas gentes que, con una carencia abrumadora de recursos naturales, aisladas del resto de Europa por el Norte y cercadas por poderosos enemigos que fluían sin cesar desde el Sur, se endurecieron y desarrollaron, como acertadamente me apostilló mi buen amigo Juan Manuel Blanco, un espíritu de frontera. El cual les compelió a unirse en busca de la seguridad y la prosperidad de las que carecían. Por eso, contrariamente a lo que muchos piensan, o mejor dicho, creen, el español es por definición emprendedor y aventurero, y en ocasiones temerario. Y lo es por necesidad, no por genética. Pero este perfil casa muy mal con una sociedad española desnaturalizada por un modelo político perverso e invasivo. Y el sometimiento de nuestro carácter a un Estado todopoderoso, corrupto y miope ha transformado aquel cooperativo espíritu de frontera en oportunismo; la creatividad y el genio en indisciplina; y el sentido de la justicia en un rechazo sistemático a la autoridad. De tal suerte que en el fuero interno de cada español, aun en el más dócil y conformista, bulle el resentimiento, la desconfianza y una frustración que, a menudo, se desborda en forma de cerril egoísmo.

El principal obstáculo para los españoles se reconcilien con la idea de España como nación ha sido y es la imposición de un modelo político y de Estado que, desde los Habsburgo de la Casa de Austria hasta el actual régimen, cuyo Jefe del Estado es Juan Carlos I de Borbón, ha vituperado ese particular carácter forjado en la fragua de las circunstancias. Para brillar con la misma intensidad que las naciones más avanzadas, España, además de reformas económicas, precisa un modelo político distinto, que preserve e incentive nuestras virtudes en vez de mutarlas en gravísimos defectos. Hace falta transformar este Estado en uno muchísimo menos intrusivo, que garantice la igualdad ante la Ley, la igualdad de oportunidades y la libertad para emprender que tanto necesitamos. Cometidos básicos que hoy por hoy el Estado español no cumple. Para darse cuenta de esta necesidad, no hay más que observar cómo nuestros compatriotas, una vez emigran y se integran en sociedades mucho más abiertas, destacan y prosperan como el que más. Mientras que, por el contrario, los extranjeros provenientes de esas mismas sociedades, cuando se instalan en España, no sólo adquieren nuestros mismos defectos sino que los aumentan.

En definitiva, esa visión de España, casi mitológica, intangible y falsamente espiritual, ha sido y sigue siendo el más grave de nuestros problemas. Porque además de ser irreal, en ella se mueven como pez en el agua el sectarismo, la corrupción, los prejuicios, las supersticiones, las ideologías totalitarias, los soberanismos disgregadores y enanos y el fatalismo. Lo cual imposibilita toda aventura regeneradora. Urge pues hacer causa común y reformar este Estado, porque, además de que así no es posible seguir, España es otra cosa.

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5 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo, lo malo de todo esto es que todavia no hemos ni hemos sabido hacer un pais con criterio propio, ya en 1624 el Conde Duque de Olivares en una carta a su rey Felipe III le decia que no se preocupase de ser rey sino de UNIR los distintos reinos, de unificar leyes, de quitar privilegios, de quitar limites al poder real para poder celebrar cortes en cualquier lugar de ESPAÑA...Pero seguimos igual que hace 400 años, los catalanes ya entonces daban por ...los portugueses lo mismo...Parece que no aprendemos de la historia, está claro que los politicos de ahora son igual de sinverguenzas que los de antes o por lo menos igual de ignorantes...Da la casualidad que ahora tenemos los mismos sintomas pero con distinto nombre, ejemplo, antes era el rey, ahora son los partidos, antes los catalanes defendian privilegios, ahora lo mismo....antes el rey tenia poder absoluto y tenia validos por su propia ineptitud, ahora los partidos nombran a presidentes del pais a ineptos certificados etc etc...asi podiamos seguir, pueblo que no aprende su historia está condenado a repetirla..pero ahora hay quien se preocupa de que esa historia no se sepa....CONCLUSION=esto no lo arregla solo la crisis economica, y no hay personas capaces de coger el toro por los cuernos...asi es que a rezar el que sepa....

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  2. En España por desgracia siguen siendo la deuda privada y publica española de un 405% del PIB español(4 billones de euros),y las Comunidades Autónomas sólo han cerrado 198 empresas publicas de las 675 que tendrían que haber liquidado;la Deuda Pública española sigue desbocada y superará con creces en muy poco tiempo el 100% del PIB;el ahorro de los españoles se está desplomando (22,9% de 2008 a 2011)y España ocupa el puesto 136 de un ranking de 185 países en lo que se refiere a las dificultades para crear una empresa.Y Rajoy no ha reducido drasticamente en Defensa,ni en numero de concejales en los ayuntamientos,ni en numero de diputados en parlamentos autonomicos,ni en numero de senadores en el senado español,ni ha suprimido la casilla de la iglesia en la declaracion de la renta,ni hace pagar el IBI a la Iglesia,ni recorta el numero de juzgados que hay en españa,ni reduce el numero de diputaciones provinciales,ni de televisiones publicas,ni quiere imponer un impuesto a las bebidas gaseosas o azucaradas,ni quiere imponer un impuesto a las grandes superficies comerciales,ni quiere subir los impuestos a las remesas de dinero.

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  3. Maravillosa y acertada reflexion sobre "Lo español". Yo añadiria que desde la llegada del Rey Burocrata (Felipe II) todo se complico, comenzo esta maraña estatita y administrativa de la que no somos capaces de salir.
    Me gustaria indicar que la Reconquista o la Conquista de America fue un asunto privado: Gentes privadas arriesgaban su Hacienda, financiando un viaje (Barcos, hombres, vituallas), para conseguir una encomienda, terrenos, que luego producirian y sobre los que tendria propiedad , dando a la Corona la soberania del territorio y el 10% (Solo) de las ganancias. Unos fracasaban por los indios, piratas o naufragios, pero los que lo consiguieron compensaron con creces los sinsabores.

    Isabel solo fue capaz de financiar el primer viaje, 3 barcos, y ello empeñando hasta sus joyas. ¿ Donde esta este espiritu indomito que han castrado nuestros policos?

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  4. Es una gozada poder leer artículos buenos y comentarios repetuosos sin por ello dejar de exponer cada sentir.

    Sr. Benegas, le deseo mucha salud en este nuevo año 2013 porque es lo mejor que podemos pedir. Igualmente a todos los que compartimos este medio.

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  5. esa Ex-paña desapareció. Los responsables? sus elites corruptas y degeneradas, desde las masonas a las opusinas, pasando por las funcionariales estructurales y sus borbones cagaleros. La Justicia Divina se irá haciendo, más que nos pese a muchos, y siendo aún así JUSTICIA.

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