Un libro en la lista negra. Te contamos la intrahistoria de 'Catarsis'

La Tercera Ola
Hay momentos en la vida en los que se acometen proyectos con el objetivo de servir a los demás, de encender una luz y propagar ideas que, se piensa, son beneficiosas para el conjunto de la sociedad. El libro Catarsis, cuyo revelador subtítulo es Se vislumbra el final del Régimen, es uno de estos proyectos. En sus 352 páginas está la radiografía minuciosa, muy trabajada, honesta y desapasionada de un país llamado España. Un retrato de pincelada fina que pone frente al incómodo espejo a una nación en uno de sus momentos más críticos y decisivos. Tal ha sido el resultado final de ese completo lienzo, que Catarsis no fue en ningún modo un proyecto fácil de llevar a cabo. Primero, por el lógico trabajo de su escritura. Pero, sobretodo, por lo que vino después. Esta es la historia.

No fueron pocos los obstáculos que tuvieron que ser superados para que finalmente Catarsis pudiera estar al alcance de las personas inquietas, esos ciudadanos que no están dispuestos a bajar lo brazos y entregar el país, su futuro y sus vidas al capricho de una élite bunkerizada que se niega a ceder un sólo palmo de terreno.

"La confección de su portada resultaba incómoda, inconveniente. Recelo que empeoraba cuando se leía el índice de sus capítulos"

La historia de Catarsis es la historia de una lucha que va más allá del inevitable enfrentamiento al síndrome de la página en blanco al que todo escritor se enfrenta. Es el relato de una lucha tremenda, agotadora, por burlar al sistema y sus innumerables barreras de entrada. Como botón de muestra, y como no podía ser de otra manera, algún que otro conocido comercio decidió en un principio dejar Catarsis en el cajón, fuera de la vista del lector inquieto. La confección de su portada resultaba incómoda, inconveniente. Recelo que empeoraba cuando se leía el índice de sus capítulos. De hecho, no fueron pocos los  que previnieron a sus autores, unos de buena fe y otros no tanto, de los riesgos que entrañaba el contenido de aquellas páginas y, también, el diseño de una portada que rompía de forma definitiva un tabú de más de 35 años. Finalmente pudieron más los que apostaron por que Catarsis viera la luz que sus detractores. Aunque no fue nada fácil.

Algunos medios de comunicación y periodistas, en principio dispuestos a dar respaldo mediático al libro, decidieron no hacerlo. Por supuesto, nunca dieron razón del por qué, sólo silencio. Una situación que, a la vuelta del verano, y tras las nuevas consignas del gobierno de silenciar el debate institucional y hablar sólo de economía y buenas nuevas, se ha vuelto aún más intransigente. Y algunos de los que en un principio apoyaron a los autores, poco a poco los fueron dejando de lado, hasta el punto de que nunca volvieron a citar siquiera el título del libro, como si nunca hubiera existido.

Según Catarsis iba ganado notoriedad, las deserciones aumentaron. Y quienes en un principio habían visto con buenos ojos el proyecto, al ver que éste alcanzaba dimensiones inesperadas, empezaron a pensar que quizá se había ido demasiado lejos. La vida da muchas sorpresas, pero las que más suelen doler son las deserciones de aquellos que nos son más cercanos. Pero, a fin de cuentas, cuando algo, sea un libro o cualquier otra cosa, señala directamente al Régimen, mejor que se quede en mero ejercicio floral, broma o distracción del momento. Cosas todas ellas que, evidentemente, nunca ha sido Catarsis.

"Un lector, entusiasmado con 'Catarsis', recomendó su lectura a un buen amigo sin tener ni idea que éste era uno de los autores"

También hubo situaciones divertidas, como la anécdota de un lector que, entusiasmado con el libro, recomendó su lectura a un buen amigo sin tener ni idea que éste era uno de los autores. O la de un ciudadano estadounidense, que se había hecho con un ejemplar a través de Internet, y quería remitirlo desde Estados Unidos para que se lo devolvieran firmado sus autores porque estaba empeñado en que con el tiempo serían muy importantes. Evidentemente eso sólo lo puede pensar un norteamericano ajeno a los usos y costumbres de España, país donde el mérito y el esfuerzo no suman sino que restan.

Pero no todo fueron anécdotas divertidas y encantadoras. También hubo algún inesperado contratiempo. Se dio el caso de que el vídeo de la presentanción del libro, en opinión de los allí presentes, una de las exposiciones más amenas y mordaces que se recuerdan, se perdió irremisiblemente. Una lástima, porque, literalmente, aquel acto desembocó en una catarsis real e inesperada.

"A un político le pareció persuasivo, quizá demasiado, y lo anotó en su lista de objetos “peligrosos"

Pese a todos los problemas, algunos de los cuales quedan a la espera de poder ser contados, el libro, que salió por fin al mercado en mayo de 2013, ha sido recibido por los lectores como un soplo de aire fresco. Sus páginas, llenas de ideas y análisis innovadores, de soluciones, y su forma de analizar los hechos de una forma diferente, esa que los sajones llaman “Lateral Thinking”, convenció no sólo al común sino a algún que otro personaje relevante, incluso a un político le pareció persuasivo, quizá demasiado, y lo anotó en su lista de objetos “peligrosos”.

Así, aunque las expectativas fueron inicialmente modestas, para sorpresa de la propia editorial, la primera edición se agotó en menos de una semana. Lo cual tuvo sus inconvenientes, porque a punto estuvo Catarsis de morir de éxito. Agotado en todas partes, muchos lectores interesados en el libro volvían con las manos vacías tras recorrer diferentes librerías. Una semana hubo que esperar para que empezara a ser distribuida la segunda edición. La cual, de nuevo contra todo pronóstico resultó ser escasa, y el libro no llegó a muchos puntos de venta. Y de nuevo las prisas, las urgencias. Hasta que finalmente pudo estar disponible la versión eBook, con la que al menos los lectores amantes de los nuevos sistemas de lectura pudieron por fin tener su ejemplar y zambullirse en el trepidante relato de la realidad española.

En estos momentos, la segunda edición de Catarsis está prácticamente agotada. Si acaso quedarán algunos ejemplares dispersos en unas pocas librerías. Y no es seguro que se vaya a realizar una tercera edición, pese a que la demanda sigue siendo fuerte. Porque la rentabilidad del libro electrónico, sin gastos de producción ni distribución física, es tan superior al de papel que compensa con creces renunciar a unos márgenes ínfimos. Queda pues la esperanza de que el lector tradicional insista en su demanda para que esa portada tan demoledora no quede fuera de los lineales. Y las personas, aunque no se decidan al leerlo, al ver esa portada inquietante reciban al menos la idea de que esto se acaba y que, entre todos, hemos de construir algo nuevo: un país mejor, más democrático, justo y próspero.


Algunas reseñas de "Catarsis. Se vislumbra el final del Régimen"

'Catarsis': el régimen ha muerto y no se ha enterado
De John Müller, Director Adjunto del Diario El MUNDO

'Catarsis' el final de la Transición
De Karina Sainz Borgo. Periodista. Diario Vozpópuli.com

'Catarsis' Los males de la patria
De Ramón Cotarelo. Catedrático de Ciencias Políticas. Publicoscopia.com

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