viernes, 11 de octubre de 2013

¿Qué hay detrás de un libro?

Juan Manuel Blanco 
A pesar de los adelantos tecnológicos y del creciente uso de Internet, sigo pensando que los libros son insustituibles. No se trata sólo de añoranzas sentimentales, de la liturgia de abrir sus páginas, hojear su contenido y aspirar el evocador olor a tinta. No, lo sustancial es que un libro condensa y reúne en un volumen todo aquello que Internet mantiene disperso, repartido. Al fin y al cabo, todavía buscamos en esos tomos de papel, ahora también digitales, no sólo entretenimiento, relajo, expansión y gozo sino también conocimiento sistemático y orientación rigurosa sobre los asuntos que nos preocupan.
Hay quien piensa que los autores escriben y promocionan sus obras por dinero. Que la venta de libros proporciona suculentos ingresos. Quien así opina conoce poco el negocio editorial en España. Salvo una docena de novelistas consagrados, que pueden vivir de ello e incluso disfrutar de una desahogada posición, la inmensa mayoría de los potenciales autores se fija metas mucho más modestas, especialmente cuando se trata de obras de no ficción. Saben a ciencia cierta que los ingresos se encontrarán casi siempre cercanos a cero. Definitivamente, la inmensa mayoría de los autores alberga otros anhelos muy distintos: compartir con otros su pasión por la escritura, ser escuchados o recibir el reconocimiento de lectores que disfrutaron con su lectura. Algunos aspiran a metas más ambiciosas como difundir ideas o impulsar un cambio, aunque sea modesto, de la opinión pública.  

Pero el libro en el que estaba pensando no estaba escrito… todavía. Tenía que ser muy distinto. Quizá por ello, mi buen amigo Javier Benegas, tan entusiasta como yo del debate de ideas y de los proyectos ambiciosos, aceptó de inmediato el reto cuando se lo propuse. Seguramente él ya estaba pensando proponérmelo a mí. Era necesario llegar a mucha gente, convencer de  que nos hallábamos en un momento crucial. Pregonar que el Régimen del 78, vendido como la quintaesencia de la Democracia no era tal y, para ello, había que explicar su origen, naturaleza, defectos, decadencia y pronta descomposición. Sin olvidar las reformas y cambios políticos imprescindibles para encauzar la situación y asegurar el futuro de España. 

Se presentaba ante nosotros una ardua tarea. Debíamos desarrollar un discurso que utilizase con rigor instrumentos de la teoría política, la sociología o la economía. Pero no estaba ahí la mayor complicación: mucho más difícil sería argumentar sin aburrir al lector. Queríamos que la gente lo leyese con agrado, que disfrutase mientras avanzaba en las páginas. Por ello, cada capítulo debía ser corto, autocontenido, una historia cerrada en sí misma, un relato a medio camino entre el periodismo y el riguroso análisis académico. Un libro repleto de anécdotas de la vida real que condujesen inevitablemente a la raíz de cada asunto. Tan flexible, que el lector pudiera comenzarlo por donde quisiera y continuarlo por donde le apeteciese. Tan ágil como un periódico, tan adictivo como una novela de intriga y tan sugerente como un rompecabezas argumental que el lector debe recomponer. Divertido sí, pero al mismo tiempo, profundo, riguroso, con análisis agudos, cortantes, siempre directos al núcleo del problema sin rodeos ni perífrasis. Revelador de la grave situación de nuestro país pero alejado del catastrofismo, generador de esperanza, con un nítido mensaje: la situación es muy grave pero España tiene futuro si los ciudadanos somos capaces de tomar las riendas, impulsando las reformas necesarias.

Tan complicados objetivos nos arrastraban a un abismo de esfuerzo y dedicación. Ya habíamos tratado muchos de los aspectos y parte del material era aprovechable. Pero había que darle nueva estructura, reformarlo por completo y añadir muchos conceptos y análisis nuevos. Una carga de trabajo que habría desanimado al más pintado en circunstancias normales. Pero éramos conscientes de atravesar una situación política comprometida, de hallarnos una crucial encrucijada que requería un análisis competo, omnicomprensivo de las raíces de nuestros problemas. Elaboramos un capítulo piloto y quedamos conformes con el resultado. Todos los demás seguirían esa estructura aun tratando de temas distintos.

Hablamos con Jesús Cacho, nuestro director en Vozpopuli, quien se mostró entusiasmado con la idea, ofreciéndonos buenos y sabios consejos. Cacho es uno de los pocos periodistas que desterró esa autocensura tan enraizada en los medios durante las últimas décadas. Por ello se atrevió a revelar  en su polémico libro “El negocio de la libertad” que la fortuna del Rey provenía de comisiones por compra de petróleo y otros negocios internacionales. Su publicación no resultó sencilla pues, a pesar de no existir en España censura previa, la crítica al poder y la ruptura de tabúes suscitaba vértigo y terror en muchos editores: en esos que actúan como tiralevitas del poder. Cuenta Jesús Cacho que la editorial Plaza y Janés decidió suspender su publicación si no eliminaba un 50% del contenido, algo a lo que se negó el periodista palentino con muy buen criterio. No recomendó, por ello, que enviásemos el borrador al único editor que se atrevió a sacar su libro a la luz: Ramón Akal.

Por fin, tras meses de teclear, revisar y corregir un texto tras otro, la versión definitiva del libro estaba finalizada a principios de Abril de 2013. Constaba de 61 capítulos, englobados en 12 partes, una introducción, un prefacio y un epílogo. Pensamos que el título debía ser llamativo, una imagen de marca diferenciada de las demás. Por eso elegimos CATARSIS, una palabra que definía muy bien lo que necesitaba España y, como subtítulo, “Se vislumbra el final del Régimen”, una frase que plasmaba la acelerada descomposición del Sistema Político implantado en 1978. Javier Benegas diseñó una portada impactante, provocativa, que simbolizaba el ocaso del Régimen Juancarlista.

La editorial Akal no tardó más de una semana en leer el texto y aceptarlo incondicionalmente. Nuestro editor, Jesús Espino, se mostró muy identificado con el planteamiento e impulsó diligentemente todo el proceso de producción a pesar de esa estructura poco convencional que desorientaba a los maquetadores. Además, publicarían el libro en la colección Foca, la misma que había acogido “El negocio de la libertad”. Mejor presagio imposible. Jesús Cacho escribió el prólogo a pesar de encontrarse saturado de trabajo, esfuerzo que le agradeceremos siempre.

Todo parecía ir sobre ruedas pero las dificultades, compañeras de la existencia humana, siempre acaban apareciendo. “¿No os puede pasar algo con esa portada, con todo lo que decís en el libro?”, nos preguntaban algunos amigos que tuvieron acceso a parte del material y a la foto de cabecera, antes de su publicación.  No lo creemos, ¿qué va a pasar? respondíamos ingenuamente nosotros. Pero las cosas, al final, acaban pasando. (Continuará). 

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1 comentario:

  1. Mientras tenga uso de razón jamás sustituiré el tacto de las hojas de un buen libro.

    ¡ Enhorabuena por seguir ahí !

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