lunes, 10 de enero de 2011

¿A qué se debe la baja calidad de los políticos en España?

Juan Manuel Blanco
No resulta difícil percibir que la calidad de los dirigentes políticos en España ha sufrido un deterioro lento, pero intenso, durante las últimas décadas. “Cada país tiene los gobernantes que merece”, afirman algunos, señalando a los ciudadanos como responsables últimos del poco edificante espectáculo ofrecido por nuestra clase política. Según esta tesis, serían los votantes quienes, de forma deliberada y contumaz, encomendarían la responsabilidad de una gestión pública, cada vez más compleja, a unos políticos poco capaces, de honradez dudosa o inclinados a favorecer sus propios intereses.

Sin embargo, la escasa cualificación u honradez de los dirigentes no suele deberse a una supuesta ceguera o ignorancia de los votantes sino a un inadecuado diseño de algunos aspectos del sistema político. El voto es necesario para garantizar buenos gobiernos pero resulta insuficiente si los incentivos para dedicarse a la política no son los correctos, los mecanismos de selección de los políticos son perversos y los electores no pueden discriminar con su voto las cualidades de cada candidato. Y, en España, estos procesos de selección e incentivos son manifiestamente mejorables, dando lugar a una peculiar “ley de Gresham”: los malos políticos tienden a expulsar de la circulación a los buenos.

Es posible clasificar en tres categorías los atractivos que ejerce la actividad política sobre los sujetos: el salario, los ingresos poco justificables y las ganancias psicológicas (fama, prestigio, poder, posibilidad de servir al país etc.) ¿Cómo afectan estos elementos a los distintos tipos de individuos? La dedicación a la política supone una importante pérdida salarial para las personas altamente cualificadas pero, con mucha frecuencia, una sustancial ganancia neta para los poco formados. También, por razones obvias, la actividad pública puede proporcionar unos enormes ingresos pero sólo a los sujetos con una honradez mejorable. Por tanto, para las personas de acreditada valía y contrastada integridad, la política tan sólo ejerce el atractivo del prestigio y la satisfacción de servir a los ciudadanos, a costa de una pérdida material. Y, dado que este prestigio se va reduciendo según se generalizan los políticos ignorantes o corruptos, la proclividad de los individuos honrados y profesionalmente competentes a dedicarse a la actividad pública no sólo es pequeña, sino que disminuye con el tiempo, contribuyendo a una progresiva degradación de la clase política.

Los partidos realizan una segunda selección asignando cargos y puestos entre sus afiliados. La propia estructura de los partidos, y el sistema de listas cerradas, conduce a que los criterios para obtener un puesto, o ser incluido en una lista electoral, no sean necesariamente la valía personal o profesional, sino otros como la lealtad al líder. El político individual se convierte, así, en un engranaje de la maquinaria del partido y puede permanecer años en un parlamento o en un ayuntamiento, callado, aplaudiendo al propio y abucheando al contrario (con independencia de lo que diga cada uno), limitándose a votar lo que diga el jefe de grupo. Es muy difícil que una mente independiente, íntegra, con criterio propio y altitud de miras pueda soportar mucho tiempo algo así. Además, la enorme proliferación de cargos de libre designación en las diversas administraciones crea un efecto llamada a personas con características negativas pues perciben que, tarde o temprano, conseguirán alguno de los puestos. Por otro lado, la opacidad y las prácticas heterodoxas en la financiación de los partidos políticos españoles permiten a los corruptos pasar más desapercibidos en un ambiente de río revuelto.

En algunos países, el parlamento es verdaderamente independiente del ejecutivo y ejerce un efectivo control de calidad en el proceso de ratificación de los cargos. En España, por el contrario, la disciplina de voto de los diputados determina su subordinación a las cúpulas de los partidos: los diputados votan siempre a los candidatos que propone su partido, con independencia de su cualificación o reputación. Por tanto, la ausencia de una efectiva separación de poderes impide que el parlamento pueda ejercer esta función de control de la calidad y adecuación de los cantidatos al puesto que van a ocupar.

El mecanismo del voto puede permitir al ciudadano discriminar entre personas, eligiendo para representarle y gestionar lo público a aquellas que considera son más capaces y honradas, compensando así el fuerte atractivo que la política ejerce sobre individuos con perfiles dudosos. Por desgracia, en España el sistema de listas cerradas no permite al elector discriminar las cualidades de cada candidato individual ya que se ve obligado a votar un paquete elaborado por los partidos.

Todo este proceso contribuye a la creación de una casta de políticos profesionales, personas que, en palabras de Max Weber, no viven “para” sino “de” la política y difícilmente comparten valores, intereses y visión del mundo con los electores a los que, teóricamente, representan. Su inclinación por políticas absurdas o contraproducentes no sólo se debe a ignorancia y desconocimiento sino también a la necesidad de adoptar cualquier medida que favorezca su permanencia en el poder, ya que la ocupación de cargos públicos constituye su mejor (cuando no su única) opción profesional.

La banalización de la política, la repetición machacona de discursos huecos con frases pretendidamente ingeniosas, la primacía del corto plazo (o las meras ocurrencias) a la hora de tomar las decisiones o la preponderancia de la pura imagen sobre los argumentos y razonamientos, son algunas señales de la degradación a que nos lleva tan inadecuado diseño. Resulta una triste paradoja el hecho de tener unos puestos públicos muy mal remunerados para la responsabilidad que representan pero con un sueldo demasiado elevado para la competencia y actitud de muchas personas que los ocupan. Todavía quedan algunos políticos capaces y honrados pero parecen constituir ya una especie en vías de extinción.

Dado que somos los ciudadanos quienes pagamos muy caro las consecuencias de las malas políticas, es urgente impulsar las reformas necesarias para garantizar que las decisiones públicas sean tomadas por personas adecuadas. Para ello, es necesario revertir los incentivos y cambiar el sentido de la selección, reduciendo drásticamente el número de cargos políticos, mejorando la remuneración en los puestos de gran responsabilidad pero, al mismo tiempo, estableciendo mecanismos que garanticen que los destinos sean ocupados por personas con una preparación y actitud adecuadas. Resulta imprescindible la ratificación de los nombramientos por un parlamento verdaderamente independiente (siguiendo el modelo de los EEUU), la generalización de elecciones primarias limpias dentro de los partidos y una reforma del sistema electoral, que obligue a los candidatos a someterse individualmente al escrutinio de los votantes y fomente la autonomía del político individual.

Cierto, son cambios profundos que requieren una reforma constitucional. Pero el esfuerzo nunca es excesivo cuando hay tanto por ganar en el terreno de lo material, en el plano de lo ético y, también mucho, en la esfera de lo estético.

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10 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo,amigo Juan Manuel.Pero el problema es que "ellos" (los que están dentro)no van a hacer ninguna regeneracion.En consecuencia,tendremos que ser nuevos ciudadanos,limpios de pasado político los que cambiemos el sistema,una vez tengamos representatividad.
    Esta es la razón de ser del PARTIDO DE LOS MAYORES Y AUTONOMOS (PDMA).
    DE OBJETOS PASIVOS A SUJETOS ACTIVOS.
    Saludos cordiales,
    www.partidodemayoresyautonomos.es

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  2. Apreciados amigos.

    El articulista, en efecto, incide en el grave problema que tiene hoy la política española: El político de cualquier formación.

    Para desempeñar una función pública o privada, se exige cualificación, títulos universitarios, idiomas, CV. Para ser político y ejercer altas responsabilidades no se exige nada. Solo que el partido decida apoyar a esa persona.

    Las listas son cerradas. No se vota a una persona. Pueden hacer trasfuguismo. A un ciudadano normal que decidiese querer ser parlamentario, le está totalmente vedado el acceso a la cámara, si no es apoyado por un partido, al que luego debe disciplina de voto.

    De esa manera nunca se produce independencia entre el gobierno y la cámara que debería controlar las acciones del ejecutivo.

    Tras 30 años democráticos, para que fuésemos una democracia real, se necesitaría cambiar la ley electoral, por la cual hubiese listas abiertas, una segunda vuelta en las elecciones para que el partido más votado pudiese tener mayoría y evitar chantajes de partidos minoritarios, limitar a 2 legislaturas los mandatos, estudiar una nueva proporcionalidad...

    Al mismo tiempo habría que poner unas mínimas condiciones de CV para los cargos de ministros y presidentes. Es nefasto llegar a ministro por imposición de un partido, no por méritos propios.

    ¿Quieren cambiar esto los políticos que tenemos?. Rotundamente no. Se quieren blindar en sus privilegios, sin pensar en gobernar.

    ¿Que podemos hacer los ciudadanos?. Insumisión cívica, negarnos a votar, difundir nuestras ideas, trasmitir esta situación a la Sociedad para que la entienda y reaccione. Podemos hacer mucho, y en nuestra mano está poder cambiar con el tiempo esta situación tan funesta para todos, menos para los políticos profesionales.

    Gracias.

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  3. Si se percibe una mafia política..CRUEL,ALEJADA DE LA REALIDAD.

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  4. Leyendo el artículo me viene a la mente lo que se comenta en ciertos mentideros políticos del país, normalmente bien informados. Cierto personaje político, de escas formación, habría ido escalando posiciones de manera fulgurante y extraña, merced a que su padre realmente fuese un personaje de muy alta talla política.
    ¿Verdad o ficción?. De ser cierto tendríamos una razón más contra este sistema, tan poco democrático, de regir los destinos de un País.

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  5. No exigimos responsabilidades.Es vergonzoso lo de ETA,el fracaso de la lucha anti terrorista por 40.años,fue posible por NO EXIGIR responsabilidades.Ni a mandos policiales,ni a jueces,ni a politicos..de que nos vamos a quejar.

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  6. Hay que acabar con el estado PARASITO/FUNCIONARIAL.Y con la falsa sociedad del malgastar. La escoria política, la basura pesebrera, el estiércol funcionario..Y si tenemos que acabar con las importaciones de China en manufacturados, Marruecos en alimentos…Tendremos que hacerlo…Ya..NO ESTAMOS EN EL TIEMPO DE LOS PARASITOS Y LA BUROCRACIA.
    La deuda tendría que ser para apoyo de planes productivos, know, maquinaria y bienes de equipo que generen R I Q U E Z A. No para nominas e intangibles “ diversos”

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  7. Mantengo lo mismo que hace años:

    1. Sin título universitario, como mínimo, no se puede ser político

    2. Sin patrimonio, renta alta y profesión alternativa de solvencia (a fin de evitar meter mano en la caja), no se puede ser político

    3. Apliquemos el sistema USA: solamente se pueden presentar personas que acrediten éxito en sus negocios privados, aquellos que sólo quieren meterse en política para defender los intereses colectivos. Los suyos no les preocupan, porque los tienen asegurados

    4. No se admite la política como profesión

    Y ahora preguntémonos cuántos de nuestros políticos cumplen esos requisitos. ¿Uno o ninguno?

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  8. Muy bueno -otra vez- su artículo, pero ... Propone "impulsar las reformas", etc., etc. Obviamente, pero ¿Cómo? ¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿Con que medios cuenta el ciudadano para ello?. ¿Con la insumisión cívica, no votar, etc., etc.? como propone Tácito. Uy, uy, uy, que no me lo creo. Franco murió en la cama después de 40 años. El Castro lleva ya 50 años mandando. Esta es la triste y desgraciada realidad. Y la seudodemocracia es otra dictadura mantenida y sostenida conscientemente por otro dictador representado por la clase política que maneja los hilos del sistema a su conveniencia con discursos hueros, falaces y eufemísticos. Y al ciudadano, que le den ... Especialmente, mientras la plebe, el pueblo -ese que dicen sabio (ja, ja, ja) y soberano- siga votando entre "azul" y "rojo". No quiero ser pesimista pero ... ¿Conoce Vd. algún político, uno solo, que predique lo que Vd. propone? Yo, desgraciadamente, no.
    mpmasso@hotmail.com

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  9. Eso es... no hay ni ún político que corrobore lo que aquí pone... Me atrevería a decir, que ni siquiera existe una corriente de opinión al respecto... Ya que hay demasiados partidos políticos basura... que se comen nuestros impuestos... demasiada duplicidad funcionarial... que se come impuestos... políticos de pacotilla... come impuestos... Aparecen unos holgazanes que se hacen llamar sindicatos... come impuestos... sindicatos de controladores aéreos... que me da la risa... sinvergüenzas... Militares que no hacen nada cuando algo se inunda... periodistas que sino no comen de nada... Igual... Al final es la pescadilla que se muerde la cola... es el interés mutuo lo que sostiene éste modelo capitalista basado en un bipartidismo mál entendido donde nadie tiene ganas de cambiar nada, porque todo está como está... Al ciudadano de a pié amigos... sólo le queda y hace tiempo que lo vengo pensando... mangarse la pasta como Dioni en cuanto pueda... que sólo se vive una vez y no pensar en los demás... O te subes al burro o nada.

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  10. El diario 'Financial Times' considera que la debilidad de la economía española se debe más a las comunidades autónomas, que representan alrededor del 24% de la deuda pública del país, que al Gobierno central y cree que el control del déficit público en las comunidades es "un dolor de cabeza", no sólo para España, sino también para toda la zona euro.

    En su espacio de opinión 'The Lex Column', el diario se pregunta dónde recae exactamente "el dolor en España", ya que cree que es "difícil" identificar dóndee la vulnerabilidad de su deuda es más grande.

    En este sentido, destaca que España está "altamente descentralizada" y el Gobierno central sólo representa el 76% de toda la deuda pública del país, mientras que la cantidad restante recae en las comunidades autónomas y los ayuntamientos. En concreto, apunta que Cataluña tiene 30.000 millones de euros en deuda pendiente.

    El rotativo destaca que la debilidad de la economía española "es más 'sub-soberana' que soberana", por lo que no ve extraño que el presidente quiera reafirmar los derechos del Gobierno central. "Pero esto es un dolor de cabeza añadido para la eurozona, no sólo para España", agrega.

    Asimismo, el 'Financial Times' insiste en que España está "claramente haciendo progresos". Así, destaca que, aunque el Gobierno tardó en comprender la amenaza de las crisis de la eurozona en 2010, su déficit presupuestario debería rebajarse hasta el 6% del PIB este año, frente al 9% anterior, "una medida clave del ajuste fiscal".

    Sin embargo, advierte de que no está claro que ocurra lo mismo en las comunidades autónomas. "Si ellas no pueden controlar su déficit, los esfuerzos del Gobierno central se verán perjudicados", incide.

    En esta línea, añade que las comunidades son también "el hogar" de las cajas de ahorros, que fueron quienes financiaron principalmente el estallido de la burbuja inmobiliaria del país. Además, alude a un análisis de Unicredit que dice que estas entidades necesitarán 56.000 millones de euros en nuevo capital, cifra que otros estudios elevan hasta cerca de los 100.000 millones de euros, así como otro de Noruma, que reconoce que los precios de la vivienda en España seguirán cayendo hasta 2013.

    El rotativo subraya que las necesidades de refinanciación de los bancos españoles alcanzarán su nivel máximo en marzo y abril, por lo que el Gobierno español debe reforzar la confianza de los inversores antes de esa fecha "dibujando unas líneas en la arena".

    En su opinión, debería insistir en la "disciplina fiscal a nivel regional para que coincida con la suya", financiar el Frob e imponer un ratio de capital Tier-1 de en torno al 10% a las entidades más débiles, entre otras medidas. "Este es el tipo de acciones preventivas que necesita la crisis de la eurozona", concluye.

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