Un símbolo para la dignidad

Minerva Macián

Sentí ayer una gran emoción cuando descubrí que La Tercera Ola había lanzado un logo, con colores a elegir, que simboliza los anhelos de todos los que modestamente colaboramos de una u otra forma en esta página. Todos deseamos un régimen con un grado más elevado de participación y representación de los ciudadanos. En sístesis: necesitamos Más Democracia.

Los que aquí participamos buscamos un sistema verdaderamente democrático, aun con sus virtudes y defectos, con una efectiva separación de poderes, una auténtica representación del ciudadano, un funcionamiento democrático de los partidos y una eficaz independencia del poder judicial. Somos aquellos que no nos resignamos a la triste y humillante doctrina del mal menor: “votanos a nosotros porque, aunque no cambiemos nada, el otro es todavía peor”. No, nuestra dignidad ya no nos permite seguir votando a unos políticos que defienden, en esencia, sus propios intereses inmediatos sin reparar en las funestas consecuencias que sus irresponsables políticas ejerceran sobre el futuro de todos los ciudadanos.

Sabemos minimizada nuestra capacidad de elegir y bloqueado nuestro acceso a los medios de comunicación tradicionales, que mayoritariamente defienden los intereses de alguno de los partidos más asentados. Por ello, la unión a través de internet con otras personas y otras webs, constituye la mejor estrategia para alcanzar nuestros objetivos compartidos. Y no hay mejor manera de expresar nuestro proyectos, y nuestra disconformidad con la situación actual de la política española, que utilizar un simbolo compartido por todos.

El símbolo constituye una forma de exteriorizar un pensamiento o una idea, haciendola visible a los demás. El signo (+D) expresa con claridad lo que sentimos: que vivimos en un país donde falta democracia, donde no nos sentimos protagonistas de nuestro futuro, donde no nos representan quienes se sientan en los escaños, donde otros tomas las decisiones arbitrariamente por nosotros, donde los poderosos tienen la capacidad de eludir las leyes. Es un grito que sale por nuestras gargantas desde lo más profundo de nuestro ser; una denuncia de los que han abusado del poder.

Este símbolo representa nuestros valores y metas: la creencia en una auténtica democracia y una disposición a trabajar por ella, por muy tortuoso que sea el camino y muy elevados los obstáculos. Refleja el espíritu de resistencia de una sociedad que no se resigna a morir de conformismo, aburrimiento y vacuidad, inmersa en el menguante pan y el creciente circo que preparan para ella sus dirigentes. Plasma la unión de todas las personas buenas, honradas y trabajadoras que hay en España. Simplemente, es aquello que nuestra conciencia nos dicta que debemos hacer.

Por todo ello, estoy francamente orgullosa de utilizar el símbolo (+D).

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