miércoles, 12 de septiembre de 2012

De los caciques de ayer… a los de hoy

Juan Manuel Blanco [en Vozpopuli.com]
En su interesante artículo de la semana pasada, Javier Benegas señalaba con perspicacia ese sorprendente paralelismo entre el régimen de la Restauración Borbónica de 1875 y el sistema político actual. Esas coincidencias entre aquella España zarzuelera, teñida de color sepia, salpicada de barbudos o bigotudos caciques de mirada altiva, y la actual España de las Autonomías. Los tiempos cambian pero existen ciertos vicios surgidos en tan peculiar etapa de nuestra historia que, adaptados a los nuevos vientos, incluso corregidos y aumentados, se resisten tenazmente a desaparecer.


Fue Antonio Cánovas el cerebro de aquel régimen cerrado, con dos partidos que se alternaban en el poder repartiéndose influencias y votos amañados. Una teatral contienda partidaria que enmascaraba profundos enjuagues, apaños y componendas entre los líderes. Se trataba de un sistema elitista, ficticiamente democrático, cuya principal virtud consistió en garantizar unas décadas de relativa estabilidad política, superando anteriores guerras, revoluciones y pronunciamientos militares. Pero el orden y el equilibrio no duraron para siempre.

El Gobierno, previo acuerdo con los partidos, y en connivencia con los notables locales o provinciales, era quien determinaba con antelación los resultados electorales. El Ministro de la Gobernación rellenaba unas casillas asignando a cada distrito los candidatos que debían salir elegidos. Este proceso, que se conocía como “encasillado”, era la versión decimonónica de lo que hoy llamamos “elaboración de listas electorales”.
Los caciques locales dirigían el comportamiento electoral en su zona y se valían de su influencia, o del reparto de favores, para asegurar los votos necesarios. Establecían relaciones clientelares, o de patronazgo, por las que los electores podían obtener ciertos beneficios o prebendas a cambio del apoyo al partido. Con frecuencia, éstos consistían en empleos públicos pero también en privilegios, contratas, trabajos temporales, regalos, recomendaciones, etc.
Los famosos “fondos de reptiles”
Aunque la censura previa sobre la prensa ya no se encontraba en vigor, la libertad de expresión e información fue siempre relativa. El Ministerio de la Gobernación ejercía un fuerte control sobre los medios a través de los famosos “fondos de reptiles”, cantidades de dinero público reservadas para gratificar de forma esporádica o regular a un número de periodistas destacados y subvencionar directa o indirectamente a los diarios. Así, el régimen se despojaba de otro elemento clave de la democracia moderna: la difusión de información veraz y la crítica de una prensa independiente.
Al avanzar los años, fueron apareciendo nuevas fuerzas políticas, al principio críticas con el sistema. Abominaban de los irregulares métodos cuando no obtenían suficiente poder pero lo aceptaron de buen grado, y aprovecharon las tramas caciquiles, cuando resultó beneficioso a sus intereses. La propia dinámica del sistema condujo paulatinamente a un debilitamiento del poder central frente a la creciente preponderancia de los caciques locales y provinciales.
Entre sus grandes logros, la Restauración del XIX sienta las bases de un estado moderno, con grandes leyes que consolidan el estado de derecho, contribuye a la creación de una sociedad civil profesional y garantiza durante algún tiempo una estabilidad política, que fomenta cierto crecimiento económico y desarrollo material. Sus contemporáneos fueron testigos de la desaparición del recurrente conflicto carlista.
Pero la principal deficiencia del régimen surgido en 1875 fue su incapacidad para evolucionar hacia un sistema constitucional y parlamentario, verdaderamente abierto, liberal y democrático, que diese cabida a la representación de todos los grupos sociales. Antes de cumplir 25 años, ya mostraba claros síntomas de artrosis y anquilosamiento y había sufrido el tremendo revés de la pérdida de Cuba y Filipinas.
Mucha resistencia a las reformas

No faltaron intelectuales, como Joaquín Costa, ni políticos preocupados del futuro de España, que denunciaron las evidentes carencias y defectos de un sistema que ya no funcionaba, proponiendo un programa regeneracionista. Incluso, personajes de la talla de Francisco Silvela o Antonio Maura intentaron impulsar desde la Presidencia del Gobierno las reformas necesarias para abrir el régimen y adaptarlo a los nuevos tiempos. Pero todos ellos chocaron con la firme resistencia de los grupos de intereses creados, muy poco dispuestos a perder los notables privilegios que el sistema cerrado les confería. Finalmente, la Restauración fue incapaz de resolver los importantes problemas que aquejaban a España: tan sólo los aplazó. Los conflictos larvados desembocarían en la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República y la Guerra Civil.
La Segunda Restauración Borbónica (o juancarlista) ha dotado a España durante estos años de estabilidad y crecimiento económico. Sin embargo, al establecer un sistema desprovisto de un apropiado juego de contrapoderes, de unos adecuados controles a la acción de los gobernantes y de unas eficaces vías de representación de los ciudadanos, ha conducido a una democracia de muy baja calidad. Las instituciones, manipuladas por los partidos, se muestran incapaces de dar respuestas objetivas y veraces a los ciudadanos.
Mientras tanto, el improvisado y masivo traspaso de competencias a unas Autonomías carentes de los necesarios mecanismos de control del poder ha ido estableciendo un caciquismo de nuevo cuño, que usa los recursos públicos, y las leyes, para repartir favores entre partidarios y grupos cercanos. Al menos, hace un siglo existían dirigentes que, aún pudiendo ser corruptos y defender intereses propios, poseían una visión de España, de sus problemas y de los cambios necesarios. Hoy, el perverso proceso que utilizan los partidos para seleccionar a sus dirigentes nos ha proporcionado una clase política refractaria al debate de ideas, tan sólo preocupada por su permanencia en el poder y la persecución de estrechos intereses particulares.
Al igual que el régimen de la Restauración del XIX, nuestro desgastado sistema político necesita unas reformas urgentes encaminadas a la mejora de la representación y del control de los gobernantes así como a la creación de un sistema de libre acceso, que nos permita encarar con cierta garantía los años venideros. Y, aunque los tiempos han cambiado y ya no nos encontramos amenazados por la violencia y la inestabilidad política, corremos un serio peligro de quedar descolgados, por enésima vez en la historia, del tren del futuro.

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6 comentarios:

  1. La historia siempre se repite especialmente en aquellos pueblos que la ignoran, siendo la situación actual de España muy perecida a la de muchos momentos de la historia que generalmente terminaron con una gran tragedia y los tiempos que vivimos tienen un gran paralelismo con 1933. Es evidente e irremediable el hecho de que el Régimen va a reventar por mucha razones, pero sobre todo porque la deuda total es imposible de pagar ya que asciende por ahora a 3 billones de euros. Esta es una cantidad inmensa con la que no se puede operar en una calculadora normal, tiene que ser una científica y poner la la cifra en forma exponencial, de ello resulta que si quitamos de la población a los emigrantes que no la van a pagar porque se están marchando y al final se irán practicamente todos, así calculando con 40 millones de habitantes incluidos niños recién nacidos, tenemos per capita una deuda de 45.000 €, que tardaríamos en pagar 75 años a razón de 1.000 € anuales por poner un ejemplo. Este puede ser el motivo por el cual a los vascos y catalanes de pronto les ha entrado tanta prisa en querer la independencia; los muy sinvergüenzas quieren marcharse sin pagar.

    Vestrum

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  2. Jordi Cañas Manubens13 sept 2012, 13:58:00

    No me gusta nada lo que voy a escribir, pero hace tiempo que lo intuyo, este país no tiene solución, se agolpan unos problemas gravísimos, como la deuda, la vergüenza del caso Bolinaga, la presunta corrupción del caso Urdangarín y la manifestación de Barcelona, pero siendo esto grave, lo peor es lo que hay detrás, lo que esto esconde, la deuda no ha llegado porque sí, ha llegado producto de un expolio de la riqueza de los españoles a través de las cajas de ahorros por parte de los políticos, y además no hay nadie juzgado ni investigado por ello, va a quedar impune, por lo que no hay inconveniente para que lo repitan en cuanto tengan la oportunidad, el caso Bolinaga no es un error judicial ni una aplicación peculiar de la ley, es la evidencia de que hay un pacto oculto entre eta y la casta parasitaria al completo, la manifestación de Barcelona demuestra lo fácilmente que se puede manipular a unos ciudadanos convencidos que la culpa es de Madrid en lugar de culpar al parlamento del 3% y de su caja B, el Palau de Millet y compañía, el caso Urdangarín no es la corrupción de un listo que se ha aprovechado de su posición, demuestra, que hay mucho más escondido, pero a pesar de todo esto, tendríamos una esperanza si entre la casta política se viera algo positivo, algún líder con las ideas claras, pero lo que se ve me empuja decididamente hacia el pesimismo, este país se aboca hacia el desastre, y con estos líderes no hay solución, veo el futuro muy oscuro.

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    1. ETA pertenece a la casta política y perro no come perro. Es absolutamente imposible que aquellos que crearon el problema lo solucionen, la solución vendrá de fuera en forma de rescate pero no en forma de mas crédito que nos hundirá todavía mas sino condicionando la ayuda en forma de quitas a que el Régimen caiga y se abra un periodo constituyente liderado por un directorio presidido por el Rey. Al tiempo.

      Saludos.

      Vestrum

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    2. Tarde leo este artículo y sus comentarios por lo que probablemente me quede sin que ya nadie lea el mío pero da igual. Ahí va: señor anónimo o Vestrum, no sé, de las 18.55hrs. ¡Ojalá sea cierto lo que dice y ojalá ocurra de una santa vez!! No nos tendría por qué ir peor sino todo lo contrario. ¿O no?.

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  3. En España van a quedar 40 o 50 grandes empresas que lo acaparen todo, y así poder ejercer presión y esclavitud, limitando el acceso del resto de emprendedores a que su empresa crezca y sea competitiva. Favoreciendo la corrupción por supuesto, y el puro nepotismo. Ya pasa en la fábrica Fasa-Renault de Sevilla, donde ya desde mucho antes de la crisis solo contratan a hermanos, hijos o cuñados, en muchos casos sin formación ni experiencia laboral.

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  4. Sobre ETA: seguro que cuando haya rescate, se llevan su parte del pastel por haber dejado de matar (seguro que eso entra en la negociación)...

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