miércoles, 21 de marzo de 2012

El odiado copago desata la demagogia

Juan Manuel Blanco [en Vozpopuli.com]
La aprobación por el parlamento de Cataluña del recargo de un euro en cada receta ha levantado numerosas críticas y actitudes airadas, que conectan con la sempiterna costumbre española de anteponer los impulsos a la razón, cuando no de primar la defensa a ultranza de particulares intereses. Así, los abanderados de unos etéreos “derechos” interpretan estas medidas como un ataque al Estado del Bienestar y a la “gratuidad” de la sanidad mientras otro grupo, contrariado por la elevada presión fiscal, se muestra irritado ante la implantación de una nueva tasa, que considera un intento de compensar el despilfarro publico en otras partidas. Sin embargo, la implicación directa del usuario en la financiación de la sanidad, esquema conocido genéricamente como “copago”, forma parte de una serie de reformas imprescindibles para mejorar la eficiencia de los servicios sanitarios públicos y, en último término, para garantizar su viabilidad.

Por algún arcano y retorcido motivo, los voceros del Estado del Bienestar tienden a rechazar sistemáticamente cualquier medida encaminada a evitar su quiebra. Consideran, quizá, que la repetición de unos mantras, solicitando un volumen creciente de escasos recursos para una sanidad universal y gratuita, pudiera actuar como un potente sortilegio capaz de conjurar maléficos obstáculos financieros y de eludir inexorables leyes de la economía.

Pero la sanidad no sólo no es gratuita, algo imposible por definición, sino que su coste experimenta una formidable tendencia ascendente en el tiempo, no sólo porque los avances en medicina y farmacia resultan cada vez más caros, sino también porque el gasto sanitario crece exponencialmente con la edad de las personas. Así, el envejecimiento de la población va empujando a la sanidad pública hacia una situación financieramente insostenible, una suerte de trampa comparable a la del sistema de pensiones, incluso más compleja pues no puede paliarse con un simple retraso en la edad de jubilación. Por ello, la viabilidad del sistema requiere una reforma muy profunda, uno de cuyos pilares consistiría en una aportación directa de los usuarios y en una mayor flexibilidad para que los sujetos puedan elegir la cobertura de ciertos riesgos adicionales, dentro de un marco caracterizado por una implicación más intensa del sector privado.

Los propósitos y fundamentos del copago sanitario

La necesaria recaudación para financiar eficazmente la sanidad es, tan sólo, una función secundaria del copago. Su principal misión consiste en racionalizar y moderar la demanda, acercándola a un volumen más deseable, con el fin mejorar la eficiencia y el bienestar. En España, las visitas al médico y el consumo de medicamentos se encuentran en unas cifras mucho más elevadas que las de los países de nuestro entorno. Dado que nuestra salud no es peor que la de nuestros vecinos, puede colegirse un uso de los servicios sanitarios muy superior al socialmente deseable. Existe un apreciable porcentaje de actos médicos y consumo de medicamentos que resulta superfluo, cuando no perjudicial para la salud, sobreutilización que suele aparecer cuando el coste que soporta el cliente no depende de la intensidad de uso.

Con este esquema, el usuario debería pagar un moderado porcentaje del coste del servicio sanitario, o de la receta farmacéutica, pero su diseño óptimo resulta algo más complejo. Como el propósito es incrementar la eficiencia, el porcentaje cargado sería superior en aquellos servicios con una demanda más elástica (aquellos cuya utilización es más sensible al precio) y en los tratamientos que se consideren menos eficaces. Esta estructura de gravámenes constituiría una prueba de la inexistencia de un afán meramente recaudatorio, pues en este último caso se cargarían preferentemente las demandas menos elásticas. Se trata de desincentivar tan sólo el uso innecesario del sistema sanitario con el fin de lograr una mejor atención de aquellos pacientes que realmente lo requieren. Por supuesto, debe existir un tope máximo de pago para evitar un recargo excesivo sobre los pacientes crónicos, pudiéndose contemplar otras excepciones, como tarifas más bajas para los pacientes con menores ingresos.

El copago ya existe en Europa

Los copagos constituyen una medida eficaz pero deben formar parte de una estrategia mucho más amplia, incluyendo otros mecanismos que afecten igualmente a los incentivos de profesionales y proveedores. En realidad, estas reformas sanitarias no son tan novedosas pues ya han sido aplicadas en otros lugares: la mayoría de nuestros socios europeos, especialmente aquellos con un Estado del Bienestar más consolidado, dispone de algún esquema de pago por parte de los pacientes.

Por supuesto, resulta intolerable el nivel de ineficiencia, despilfarro y latrocinio que se comete regularmente con los recursos públicos en España pero el fundamento del copago sanitario no consiste, como parecen insinuar algunos, en recaudar aquello que malgastan o detraen ciertos dirigentes de otras partidas. Por ello, rechazar estas reformas con el argumento de que los gobernantes administran con poca diligencia los dineros públicos o pedir su aplazamiento hasta que Urdangarin, y otros, devuelvan todo lo transferido a paraísos fiscales, es decir ad calendas grecas, son actitudes que contribuyen a reforzar la extravagante creencia de que existe la gratuidad. Y, también, a preservar los intereses de aquellos que aspiran, a toda costa, al mantenimiento del statu quo.

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6 comentarios:

  1. Sr. Juan Manuel blanco: Para creer en la necesidad del copago sanitario necesito deshacerme de la convicción de que los políticos que administran la autonomía en Cataluña no se convierten, cuando los recursos escasean, en la gentuza que antepone el gasto nacionalista al sanitario. El copago (1 euro, 10 euro, Fx de euro según las coberturas) mantiene el chiringuito nacionalista, e incluso si la vida del sistema sanitario se alarga después del copago, el nacionalismo ya no tiene el agua al cuello. Si el Sistema Sanitario además de universal y obligatorio ahora parece inviable, ¿por qué seguir obligados a sostenerlo?
    El copago solo ofrece la eficiencia y la racionalización sanitaria sobre el papel, porque lo que de verdad arrastra es la necesidad de los colectivos exentos, los tratamientos exentos, los grupos de riesgo exentos, las tarifas, los porcentajes y las exenciones varias hasta llegar a "las clases medias" a las que se puede estrangular sin tasa. ¿ Ah, por cierto, mas los inspectores, los gestores y los especialistas de las comisiones ex profeso!
    En cuanto al gasto sanitario, le diré que es mi opinión que la salud de nuestros mayores se ha hecho depender del consumo farmacéutico y de las revisiones preventivas, las rutinas y la profilaxis masivas. En occidente vivimos más años sostenidos por los fármacos en muchos casos y el abuso de medicamentos incide directamente en las estadísticas sobre longevidad, reteniendo las cifras, haciendo que nuestros mayores mueran con gran fasto farmacéutico y, por fin, esta vez sí, el copago quiere lo mismo pero volviendo a apoquinar. Que alguien se meta a poner orden en el concepto de salud o a formular otra cosa que no sea longevidad farmacéutica.
    Por cierto,¿recuerda alguien a estas alturas la eficiencia sanitaria y el ahorro que se iba a conseguir con los medicamentos genéricos y con las dosis exactas y como el sistema ha desbordado por varios lados?
    Finalmente, si me permite la metáfora, Sr. Blanco, usted quiere abrir una senda hasta el corazón del bosque y aboga por mejorar la atención de los pacientes que lo necesitan frente a los otros, que son los exentos y aquellos a los que se intenta disuadir con dinero. Todos ellos, sin embargo, viven en un medio de salud medicamentosa y de diagnóstico aparatístico y usan de todo ello, aunque paradójicamente abusen. ¿No será también que el concepto de salud deriva de la industria farmacéutica como el diagnóstico de la tecnología y que si lo que se ofrece no es salud sino farmacia y animación ciudadana, se tome de lo que hay mientras haya?
    Un recuerdo para todos aquellos que creen que se puede despilfarrar con una mano y exigir racionalidad con la otra
    Apóstrofe 1º

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  2. Anónimo anterior:
    Estoy de acuerdo con usted en que hemos sacado de quicio el concepto de salud, con copago o sin copago. Ya no entro en los tratamientos crónicos que pueden ahorrar muchos recursos al evitar morbilidades derivadas, sino en el despilfarro que observo a diario para prolongar agonías que no tienen sentido, o procedimientos diagnósticos redundantes o que no van a añadir nada a la actitud terapéutica.
    Sin embargo, yo no miraría a la industria buscando culpables, ellos sólo se aprovechan de la situación. Me parece más acertado rebuscar entre los que le sacan tajada electoral a las promesas de una sanidad universal, gratuita y hasta milagrosa si hace falta. Y haciendo autocrítica, como diría un progre, también habrá que mirar a los profesionales quienes por motivos diversos ( alguna vez inconfesables) hemos caído en este juego perverso.

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  3. Los que tenemos conocidos trabajando en el servicio público de salud sabemos que ellos mismos sacan material sanitario para uso personal: jabón, guantes, bolsas de plástico, gasas, medicamentos, antisepticos, ... Cajas de leche, folios de impresora, e incluso pañales de bebe del área de maternidad, etc. Es vox populi que eso se hace, y eso es lo que pagamos todos. No hay controles, y no se castiga. Todos lo hacen, es lo que te dicen cuando les recriminas. Parte del derroche está dentro del propio sistema...

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    1. Sí, también hay que controlar esas cosas, pero creame que el dispendio por ahí es mínimo.
      Si de verdad tuviesen interés en que esto saliese adelante, un buen equipo de profesionales auditaría las cuentas y haría un estudio económico de cuales son los gastos que genera cada intervención médica. En los países serios eso se hace, y además existen agencias en las que se trabaja para elaborar guías de buena práctica médica, que hacen recomendaciones sobre material y protocolos basados en la evidencia científica. De esa forma no se hacen escáneres por capricho del usuario (por poner un ejemplo). Aquí no hay nada de eso. En mi hospital nadie sabe lo que cuesta una hora de quirófano o quitar una vesícula desde que alguien entra por la puerta de un hospital hasta que se va. Nadie nos da cifras de cuantas complicaciones hay o qué gasto generan, y dudo que ellos lo sepan. Si uno no sabe cuales son los gastos de una casa, ¿cómo se puede ajustar esa economía?
      Los aficionados que nos gobiernan no tienen ni idea, sólo saben utilizar los intrumentos que tienen en la mano (sanidad y educación son los más golosos)para decirnos lo buenos que son con nosotros, lo bien que vivimos en "democracia" y así poder seguir en el machito, No importa que la fractura de cadera de nuestros hijos (cuando les pase), se la tengan que tratar con esparadrapo y mercromina porque no da para más. No saben la suerte que van a tener esos hijos nuestros, que gracias a la educación que les proporcionarán los padres de la patria, podrán seguir metiendo un sobre en una urna, para refrendar su incompetencia.

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  4. ES YA DEMENCIAL QUE FUMADORES, BORRACHOS VITALICIOS, DROGADICTOS, DEGENERADOS SEXUALES SIDOSOS Y DEMAS TROPA TENGAN TODA LA CARISIMA ASISTENCIA, Y EL QUE SE CUIDA Y TIENE HABITOS NATURALES LO TRATEN COMO UNA MIELDA... LA MAFIA MEDICA E INSTITUCIONAL SANITARIA NOS LLEVAN A LA RUINA, POR LA SODOMIA AMORAL DE PROGRES DE DERECHAS E IZQUIERDAS MISERABLES. felicidades a los Jaureguis y a los opusinos COTINOS campsinos con burdeles por toda carretera levantina.

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  5. La telefonista de mi empresa hoy no vino a trabajar porque estaba acompañanado a su padre al hospital para que le operen etc... Es que tiene q traducirle lo que le cuenta el médico... sacamos 2 conclusines:
    la reagrupación familiar es evidente y este hombre no lleva aqui ni 3 meses poruqe un rumano habla español en 6
    La chica no solo incumple con su obligación y no viene a trabajar sino que la operación de su padre me está costando 2 veces dinero...

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