miércoles, 25 de abril de 2012

¿Tiene sentido hoy la monarquía?

Juan Manuel Blanco [en Vozpopuli.com]
Cuentan que, al ser destronado en 1952, el rey Faruk I exclamó: “en pocos años sólo quedarán en el mundo cinco reyes; los cuatro de la baraja y el de Inglaterra”. Doce lustros después, un puñado de países mantiene todavía monarquías constitucionales, mostrando que las dotes proféticas del controvertido soberano egipcio eran algo inferiores a su ingenio y sentido del humor.

Frente a las acusaciones de arcaica, anacrónica o injusta, los partidarios de la monarquía constitucional aducen argumentos que resultan, en principio, bastante razonables. Un jefe de Estado alejado de la lucha política gozaría de una más amplia aceptación que un presidente electo, perteneciente a uno de los partidos. Poseería una mayor capacidad para ejercer de árbitro y moderador del sistema, ejerciendo como contrapoder del gobierno en casos extremos. Desempeñaría las funciones de representación de la nación, permitiendo al gobierno concentrarse en las tareas más técnicas de gestión. Y, desde el punto de vista simbólico, la monarquía hereditaria constituiría un emblema permanente de unidad y continuidad de la nación sobre el carácter efímero de los políticos electos.

 Los fundamentos emocionales de la monarquía

 Sin embargo, pocos reconocen que el principal atractivo de la corona, y el fundamento básico de la convicción monárquica, no es racional sino básicamente emocional. En 1867 el ensayista inglés Walter Bagehot señalaba que “en un régimen monárquico, la atención de la nación se concentra en una persona cuyas acciones resultan atractivas. En una república, esa atención se divide entre muchos personajes, que realizan actos bastante insulsos. Por ello, debido a la fortaleza del corazón y la debilidad de la razón, la robustez de la monarquía estriba en su apelación a los sentimientos mientras que la endeblez de la república se debe a su llamada al entendimiento”. La mística de la monarquía, y su estrecho vínculo con el imaginario, alcanzan su culmen en la desmesurada expectación y el desbordado entusiasmo que suscitan las fastuosas bodas de príncipes y princesas.

 Este componente sentimental, que es imprescindible para comprender y analizar con precisión los acontecimientos relativos a la corona, puede conferir cierta solidez pero también es causa, a la larga, de una palpable fragilidad. La impetuosa fuerza de las emociones resulta mucho más inestable que los fundamentos racionales, especialmente en los tiempos que corren. Lejos de la imagen idealizada y lejana del monarca, predominante en la victoriana era de Bagehot, la moderna sociedad de la información permite a todos los ciudadanos acceder permanentemente a informaciones e imágenes del rey. Pueden escuchar su discurso, apreciar cualidades y virtudes. Pero también defectos, dejaciones, debilidades, aprovechamientos, egoísmos y miserias consustanciales a la naturaleza humana. Y, con ello, tornar fácilmente la fascinación en un impulsivo rechazo.

 Con un sistema constitucional que eliminó las capacidades ejecutivas del monarca, el mantenimiento del imaginario y la aceptación del público requiere hoy cualidades excepcionales, entrega y comportamiento ejemplar. Desaparecida la potestas, el soberano necesita una enorme auctoritas para retener sólidamente su posición. Y no estando la monarquía sujeta al sufragio ni a un proceso de selección por méritos, debe necesariamente someterse a controles tales como un intenso escrutinio de la opinión pública y una vigilancia estrecha del gobierno.

  Fallaron los necesarios controles sobre la Corona

 Ninguna de estas condiciones, necesarias para el funcionamiento satisfactorio de la monarquía, se ha cumplido en la España actual. No poseyendo el depositario de la corona cualidades extraordinarias, impulsar y garantizar un comportamiento ejemplar hubiese requerido unos eficaces incentivos y controles que nunca existieron. Durante muchos años, la prensa incumplió su obligación de ejercer una crítica constructiva sobre la monarquía y de ofrecer una información veraz. En su lugar, se entregó, salvo honrosas excepciones, a la adulación más vergonzante y a la autocensura más indigna, cuando no al embuste más burdo, sin reparar en que la falta de crítica y control acaba corrompiendo cualquier institución.

 Dada la crucial relevancia de las formas y del estilo en la esfera de lo simbólico, en lugar de alabar como virtud una supuesta campechanía, quizá faltó quién, desde gobierno o prensa, advirtiese al interesado que, ostentando la responsabilidad de representar a la nación, es necesario actuar con mayor grado de solemnidad. O, al menos, no tutear a los interlocutores, menos aún a las autoridades del Estado, ni increpar a los reporteros. Que es necesario conducirse con rectitud pues la gente tiende a pensar que difícilmente puede moderar y poner orden en las instituciones quién no es capaz de refrenar su conducta ni ordenar su propia casa. Y que ni el rey ni su familia pueden involucrarse en negocios poco aclarados, aun cuando ésta sea la tónica general de la clase política: los demás dirigentes tienen un carácter transitorio pero la monarquía permanece.

 La crisis de la corona constituye un asunto secundario si se compara con los graves problemas tanto políticos como económicos que afronta nuestro país. Eso sí, proporciona un llamativo reflejo de los extendidos males que aquejan a nuestro sistema político, causados por la ausencia de eficaces mecanismos de control del poder. Y, aunque la lógica de los tiempos juega lentamente en contra de las monarquías hereditarias, el titular de la corona española, los políticos y parte de la prensa parecen empeñados en pisar a fondo el acelerador de la historia.


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6 comentarios:

  1. La corona no es un problema secundario, sino la base sobre la que se ha construido todo un regimen, la inspiradora de la chapuza apresurada, del «como sea» para que tardemos en enterarnos que nada ha cambiado desde que murio Franco. Si quieren salvar el trono Juan Carlos deberia abdicar, pero me temo que la palabra sacrificio [el propio, se entiende] no entra en su vocabulario.

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  2. Que oportunidad de dar ejemplo la casa Real, aportando algo de lo que gasta en caprichos, o poco recomendable,en hacer una una donación a Caritas , por ejemplo, o a una causa humanitaria aquí mismo en España que tenemos personas pasándolo verdaderamente mal.Esto revertería en una buena opinión que falta le hace.

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  3. Algún día, espero que pronto, se dejara de hablar de Franco y el franquismo con tono despreciativo y responsable de todas las maldades. Cuando esto ocurra, España, empezará a caminar por un buen camino. La historia es como es, y tarde o temprano se ponen las cosas en su sitio (aunque pasen siglos). La inmediatez prevalece en la actualidad y lo comodo es echar la culpa a alguien, si no se defiende o defienden ¡ mejor!. Por eso siempre el comentario contra Franco, ignorando lo que el Regimen hizo de bueno, a pesar de consumir sus productos: industrializacion -Felipe Gonzalez y la Union Europea (Mercado Comun)- destrozaron bastante.... privatizacion de empresas y propiedades de todos los Españoles) Campsa, Cepsa, Astilleros, Iberia, Renfe, Transmediterranea, casas militares, de los Ministerios y un largo etc.
    No olvidar los planes de carreteras: el plan REDIA , Francia tenia "carreterruchas", cuando la N-VI se comenzó ,y los "democratas" decian que para que queriamos tantos carriles en la Cuesta de las Perdices de Madrid. ¿Que tal la Seguridad Social ?. Jubilaciones, Ocho horas de trabajo, dos pagas extraordinarias, vacaciones , los primeros viajes con trabajadores, etc, etc.
    Lo bueno de FRanco fue poner un Rey, pero el bueno no era Franco, es el Rey ...por lo del 23 F......
    Mirar el espectaculo que tenemos en nuestro pais..... eso era la famosa Republica, pero con muertos en las calles........ ¿iremos hacia eso?.
    Con el comentario primero, creo que sí. El rencor , la mezquindaz y casi siempre la estupidez y otras cosas, siempre vienen juntos.
    Olvidar a Francisco Franco y pedir responsablidades,: politicas, penales, etc a los que viven con nosotros....
    ¡Que devuelvan lo ROBADO!!!!. Un abrazo

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    1. Soy del primer comentario, y coincido en que los cuarenta años de Franco no fueron tan malos. Lea entre líneas si es usted capaz de arrinconar los prejuicios que nublan la vista. Me niego a tragar es el mantra de lo mucho que hemos avanzado desde que Franco murió, de lo libres que somos y de lo democrático que es nuestro sistema gracias a la monarquía.
      El poder en España permanece en las mismas manos que hace 40 años y el ciudadano de a pie cuenta lo mismo, lo único que ha cambiado es que muchos más han entrado a repartirse el pastel, y todo ha ocurrido bajo el ala protectora del rey. Sin los pactos partidarios de la transición su majestad no lo habría tenido tan fácil. Y de esos acuerdos procede la opacidad que ha rodeado las andanzas del rey durante tantos años, ¿cómo exponer a quien sustenta el régimen de partidos?, ¿no le extraña a usted que cuando se trata del rey los mayoritarios y los líderes de la comunicación saltan como un sólo hombre a defender su valido?
      Todo es una gran pantomima, ni Franco era tan malo, ni ellos son tan buenos. Lo único que sigue siendo cierto es que nosotros seguimos siendo igual de torpes, porque nos hemos creído que con pedir responsabilidades todo se arreglará, igual que nos creímos en su momento que nosotros solitos nos estabamos dando no sé qué gaitas.
      Repúblicas hay muchas, las hay bananeras, las hay comunistas, las hay teocráticas, pero también las hay democráticas, la lástima es que en España nos falte el cromosoma necesario para percibir estos matices.

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  4. Buenos días a todos; No puedo evitar el estar más de acuerdo con los inteligentes comentarios anteriores. En España nos falta madurar, llevamos los últimos 500 años sin hacerlo, ya se han encargado nuestros dirigentes entre las sucesivas monarquias, políticos y otras aves aves carroñeras que; en general seamos poco maduros, recordemos que, tristementemente un pueblo ignorante es más fácil de manipular y si además va combinado con esa peligrosa mezcla de pasión y emotividad, innatas en pueblo español, así nos va... No debemos olviadar el pensar con inteligencia, y la cultura lo es todo, es fundamental, nos hace refexivos, y eso señores no les interesa a ninguno de nuestros "mediocres" dirigentes. Por este motivo todos ellos tienen ese interés tan voraz con la educación, no les interesa un pueblo que piense, que les cuestione y exija. Si estudiamos los currículos de nuestros sucesivos dirigentes nos daremos cuenta que son los hijos, nietos y otros parientes de aquellos quienes mandaron con la dictadura. Señores los politicos españoles son una nueva aristocracia, se protegen entre ellos para su propio beneficio, no existen ni derechas ni izquierdas, solo sus intereses. Por favor seamos inteligentes, reflexionemos y hagamos críticas constructivas.
    En cuanto a nuestra monarquia, solo comentare, si los mantenemos en sus privilegios es para que, al menos, nos sirvan para dar buen ejemplo, tanto a los españoles como en el exterior ayudar mantener el buen nombre de España, y que nos hacen a los españoles, jugar con nuestros ahorros, nuestras vidas y sobre todo nuestras ilusiones. No esta bien, no lo esta, para que nos valen entonces. Dejémonos de absurdas críticas a los que ya no están y centremonos en el presente, aprendamos de la historia y caminemos con la cabeza bien alta, todos unidos sin estúpidas envidias entre nosotros si no, nuestros políticos y monarcas seguirán haciendo de nosotros lo que quieran. ¿Basta ya!somos españoles, fuimos un gran pais y debemos seguir séndolo.

    Un fuerte abrazo a todos desde Alicante.

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  5. En todo sistema existen mandatarios( en todos los niveles) mejores y peores. Tampoco hay monarquias MALAS. Las hay buenas y malas.
    Son los hombres los que al final determinan, por sus hechos, la bondaz de tal institución, sistema, empresa , familia, etc.
    Los que gobiernan en España son , en su mayoria, los hijos del franquismo, pero esos hijos en el franquismo estarian en las carceles y alguno que otro....fusilado(delitos contra la Nacion Española- que somos todos-), si el sitema fuera franquista, pero es partitocratica, NO DEMOCRATICO. Sería democratico con listas abieras. Y creo que con fiscales y jueces como los que tenemos tampoco funcionaría.
    Nuestros politicos, en su mayoria, son unos ladrones-sinverguenzas( desde algún que otro Ministro, hasta el concejal mas insignificante).
    Pero tambien existen en la Banca, en la Iglesia, etc.
    EWl país está totalmente corrompido y no veo solución
    ¿Hebeis pensado que con suprimir cualquier ayuda financiera a sindicatos, periodistas, partidos politicos, ONG, a la propia banca, fundaciones, empresas seudo privadas, etc......se terminaría con la deuda?. Ajustar las obras públicas a los costes reales creo sería otro buen camino....
    Al Rey,sea quien sea,, poquito dinero, como a cualquier alto cargo), que practica otros negocios...a la calle y que sea el hijo u otro. Pero no creo en un Presidente de la Republica, porque al final será de un partido u otro.
    Y el poder judicial por oposiciones, nada de meter la mano los partidos y mucho menos en los organos de gobierno.
    Saludos

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