lunes, 15 de octubre de 2012

La penúltima mentira de la clase política: todos somos corruptos

Javier Benegas [en Vozpopuli.com]
Inmediatamente después de publicarse los datos de la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en la que la desconfianza de los españoles hacia los políticos alcanza sus valores máximos desde que en España existe algo parecido a una democracia, Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno, se apresuró a declarar que "la mejor reflexión personal que podemos hacer los políticos para servir de verdad a la profesión a la que temporalmente algunos nos dedicamos es de actitudes y de aptitudes, de asumir esta tarea desde la austeridad y desde la ejemplaridad. Y saber que tenemos que gestionar lo público con el mismo rigor con que gestionamos lo privado, lo nuestro, lo que nos afecta". Palabras en apariencia bienintencionadas que, sin embargo, evitaban de manera calculada, una vez más, aludir al problema de fondo: nuestro modelo político. Modelo en el que sólo unos pocos individuos, separados del resto y sometidos a incentivos incorrectos, toman decisiones relevantes que afectan gravemente al conjunto de la sociedad.

La clase política y la estrategia del ventilador

Simultáneamente a las palabras de la vicepresidenta –¡oh, casualidad!–, un número significativo de periodistas y comunicadores varios se apresuraron a lanzar a los cuatro vientos la consigna de que nuestros dirigentes no son extraterrestres ni seres engendrados en tubos de ensayo, sino que provienen de esa misma sociedad que tanto les detesta. Por lo tanto, no son más que nuestro fiel reflejo. Dicho en otras palabras, tenemos los políticos que nos merecemos. Así, una vez socializadas las perdidas de esta crisis económica a golpe de decreto, y conforme la sociedad se vuelve más levantisca, también se socializa “la culpa”. Resumiendo: todos somos responsables, ergo nadie es responsable.

Pero aceptar la teoría de que los políticos son el reflejo de los ciudadanos (artera manipulación que olvida esa separación, casi quirúrgica, existente entre clase política y sociedad civil) nos obligaría a aceptar que ambas corrupciones, la de los políticos y la de los ciudadanos comunes, son una misma corrupción. Sin embargo, nada más alejado de la realidad.

Cierto es que, a nivel personal, nadie se libra, como luego explicaré, de estar infectado en alguna medida por la corrupción. Y también que, en cuanto a los Estados, países aparentemente ejemplares como Alemania padecen corrupción a gran escala (Friedrich Schneider, profesor de economía en la Universidad Johannes Kepler de Linz, Austria, estima que actualmente el coste de la corrupción en Alemania asciende a 250.000 millones de Euros). Sin embargo, la estrategia de poner el ventilador en marcha y esparcir la porquería (todos somos corruptos) pretende evitar la rebelión social y la depuración de responsabilidades. Y lo que es aún más importante, que salgan a luz las graves ineficiencias del sistema y, en consecuencia, no haya otro remedio que aplicar sin paños calientes las reformas necesarias. Reformas estas que, desde luego, van mucho más allá del aseado y escueto acto de contrición de doña Soraya. Porque las palabras se las lleva el viento. Y con este gobierno el viento sopla de continuo.

Ni los políticos ni su corrupción son reflejo de la sociedad

Pero no es cierto. No sólo no tenemos los políticos que merecemos (por razones obvias de modelo) sino que la corrupción política es de una virulencia y extensión que desborda cualquier paralelismo con la sociedad. Es decir, la corrupción del español común poco o nada tiene que ver con la corrupción política.

Según analiza Arnold J. Heidenheimer en Perspectives on the Perception of Corruption, la conciencia moral de la sociedad distingue tres categorías de corrupción (blanca, gris y negra). En el primer nivel se encuentra la corrupción tácitamente aceptada por la sociedad. Aquella que se limita a las relaciones clientelares dentro del ámbito familiar. Un nivel más arriba está la corrupción vista con cierto oprobio. Pues su alcance institucional (público o privado) excede el ámbito familiar y produce graves perjuicios. Y por encima de ambas está la corrupción irrestricta que viola gravemente las normas morales y legales. Y cuyo impacto sobre la economía y la sociedad en su conjunto es devastador (véase el caso de España).

En lo que respecta a la sociedad civil, el primer nivel de corrupción es, por así decirlo, el de uso más extendido. No consiste en obtener un beneficio económico ilegítimo, ni siquiera un pago en especie o la compraventa de favores, sino proporcionar u obtener pequeñas ventajas, como, por ejemplo, un empleo gracias a la mediación de un familiar, amigo o conocido. Es lo que vulgarmente conocemos por “enchufe”. Sin embargo, el favor no lleva implícita contrapartida, al menos no de forma obligatoria ni inmediata. Y, por lo tanto, no es corrupción ya que no hay propiamente “corruptor” y “corrupto” al no existir intercambio.

Por otro lado, Ulrich von Alemann, investigador y profesor de ciencias políticas en la Heinrich-Heine-Universität (Düsseldorf), para identificar lo que es “corrupción” establece no una definición sino un proceso de siete pasos al que llama “lógica del intercambio de la corrupción”, que, resumidamente, es el siguiente: (1) El comprador (la persona que ofrece el soborno: “el corruptor”) quiere (2) un bien raro (una orden, autorización o posición) que (3) el vendedor (la persona a ser sobornada: “el corrupto”) puede asignar. Este último recibe (4) un incentivo adicional (dinero o pago en especie) para la asignación de dicho bien. El corrupto así (5) viola las normas morales y legales y causa (6) perjuicios a los intereses de un tercero, un competidor y/o el interés público. (7) Por lo tanto, la corrupción está oculta y escondida.

Resulta evidente que cumplir los siete puntos de este proceso escapa a las posibilidades del ciudadano común. Hacerlo sólo está al alcance de la clase dirigente (políticos, personas cercanas a estos y grandes empresarios). Ni la sociedad española se dedica a ofrecer sobornos para obtener bienes raros, ni la obtención de pequeños favores se realiza de forma oculta y escondida. Pues, dentro de un Estado que es la antítesis de un sistema de libre acceso, esa corrupción blanda está aceptada como un recurso legítimo; un mecanismo de supervivencia frente a una élite acaparadora de rentas.

Todo lo dicho no quita que, quizá, los españoles en conjunto dejemos bastante que desear en cuanto a determinadas querencias. Pero de ahí a establecer un paralelismo entre las debilidades del español común y la gravísima degeneración de la clase política media un abismo. Y no sólo los ciudadanos españoles no tienen los políticos que merecen sino que estos últimos se niegan en redondo a reformar un sistema que se ha convertido en el paraíso de los corruptos. Esta es la prueba incontestable de que la clase política vive de espaldas a la sociedad. Y su corrupción, por tanto, es intransferible.

• Accede al texto original y añade tus comentarios

_________________________________________________________


Suscribirte a La Tercera Ola
Correo electrónico:
Consultar este grupo

6 comentarios:

  1. En las encuestas parece como primera preocupación de los españoles el paro, pero el paro no es la causa, es la consecuencia de la situación económica que directa o indirectamente es responsabilidad todos los políticos que desde la transición han sido y no se libra nadie.

    La realidad es que desde hace 35 años el modelo económico se ha basado casi exclusivamente en la corrupción. El primer acto protagonizado por el PSOE consistió en sustituir el modelo industrial por la "cultura del pelotazo" basada en la especulación inmobiliaria y la corrupción generalizada a todos los niveles. El resultado fue que en 1996 teníamos mas de 40 billones de pesetas de déficit público, 24 % de paro hipotecas a mas del 18%, inflación al 20%, la peseta devaluada, etc. Cuando entró el PP se encontró con esta situación pero pudo contar con algo muy a su favor como que las hipotecas suponían entre el 50% y el 60% del valor de la vivienda, que ademas no había incrementado su precio en exceso, el cual bajó a menos de la mitad como consecuencia de la ejecución de hipotecas por parte de los bancos. Esto permitió relanzar de nuevo la construcción como motor productivo basado en construir mas de 800.000 viviendas anuales y que su precio subiera indefinidamente, (el precio de la vivienda se multiplicó por 10 en 15 años); es decir, volvimos a lo mismo, a la especulación y la corrupción. Después llegó ZP que siguió igual e incluso lo incrementó, pero le reventó la burbuja y ademas cometió toda clase de barbaridades y de errores.

    Y así estamos, con la misma receta dentro de lo que cabe porque el espíritu del Régimen no ha cambiado. Pero a ver como salimos de esta, porque relanzar la construcción de nuevo es imposible por muchos años.

    Vestrum.

    ResponderEliminar
  2. Bien, dicho todo esto y todo lo que queramos decir unos y otros, hay un único fondo ¡el paro! y por ende la economía que nos afecta a todos en mayor o menor grado, (o debería decirlo al revés la economía y por ende el paro). ¿Pedir responsabilidades? ¡SI!, pero no permitamos más cortinas de humo, definamos el objetivo y todos juntos, con actitud de colaboración y cooperación, tirar juntos. Parece que no hemos aprendido nada de la historia, juntos podemos, lo que no debemos permitir, es que los medios o que, nos lancen carnaza y entremos al trapo. Es muy antiguo lo de divide y vencerás, sin embargo es una formula que sigue funcionando.

    ResponderEliminar
  3. Os recomiendo una página que es fundamental para regenerar este país, no por la página en sí, sino por todo lo que significa y supone de renovador, y que pretende cambiar las cosas de verdad. Visitarla, y si quereis colaborar seréis bienvenidos: http://www.regeneracionya.com
    Gracias.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. ¡¡¡QUE MEJOR SITIO DONDE RECORTAR...¡¡¡ DONDE , DONDE ...DONDE HAY TELA, PERO MUCHA TELA, DONDE RECORTAR....!!!, ES QUE PIENSAN QUE LOS CIUDADANOS DE LA CALLE SOMOS TONTITOS Y NO CHUPAMOS EL DEDITO, PIENSAN QUE VIVIMOS EN LOS 70, DONDE NO NOS ENTERÁBAMOS DE NA..., ES QUE NO SABEN QUE HAY REDES SOCIALES, INTERNET, LIBERTAD DE INFORMACIÓN Y QUE HAY QUIEN MIRA, DENTRO DEL CAJÓN, EN LAS EQUINAS Y EN EL RINCÓN...POR FAVOR, YA ESTA BIEN.

    ResponderEliminar
  5. el descontento, en la política es tan grande, que incluso sus propios afiliados, ya no se fían , y casi asfixiados , de tantas promesa incumplidas, tantas mentiras, y que sigan con tantos privilegios, en los tiempos que estamos, es casi un sacrilegio, desmoralizan a jóvenes y a mayores. y lo digo con dolor, pues yo fui un tonto, de tanto, que creí ・en el cambio, y se afilió y cada día, escucho un nueva canción, habrá algún día alguien con verdad y corazón, o solo mas de la misma retahíla , sin solución.?
    Por que esto esta pasando en casi toda, la llamada españa . no , no me equivocado al poner españa en minúscula, es que es lo es ahora.
    un país que se decía grande y libre, y solo veo un país , de oportunista, sin escrúpulo, que no sepan lo que cuesta una barra de pan, un litro de leche, el aceite, el detergente, el recibo de la luz, el agua, el gas, de gastos de libros, y sin fin de cosas necesarias
    para vivir medio dignamente, que muchas familias, se conforman con la zurrapa de los sueldos de esos que viven en la nubes.
    ¿ Que pretenden que volvamos al minifundio en lo económico....?

    ResponderEliminar
  6. 9 millones de euros brutos al mes.
    Complemento para los senadores que no son de Madrid (14 pagas). 1.822,38 euros al mes.
    Complemento mensual por razón del cargo. Oscilan entre los 4.473 euros del presidente de la Cámara a los 697,64 euros de un portavoz adjunto de comisión.
    Transporte. El Senado cubre los gastos de transporte en medios públicos abonando directamente el importe del billete. Asimismo, se entrega al senador una tarjeta-taxi con un crédito anual de 3.000 euros para usar taxis en Madrid.
    Dietas. 150 euros/día si se sale en misión oficial fuera de España y 120 euros/días en viajes en el país.
    La operación que llevaría a Francisco de la Torre a compatibilizar los cargos de alcalde de Málaga y senador -si sale elegido en las elecciones generales del 20 de noviembre- será beneficiosa para su bolsillo. Como mínimo, el regidor de la capital ganará unos 9.000 euros brutos más al año respecto al salario que actualmente percibe, según los datos analizados por este periódico relativos al régimen económico y de ayudas de los integrantes de la Cámara Alta.
    Dos son las opciones salariales que tiene De la Torre si consigue el escaño. La primera es acogerse al sueldo anual de un senador de base, que alcanza los 64.908,06 euros en virtud del salario y de las ayudas y complementos (catorce pagas) que perciben aquellos que no son oriundos de la y sigue informándote en DIARIO SUR.ES LO PEOR ES QUE NO ES EL ÚNICO CASO.

    ResponderEliminar

Esta web busca la colaboración de todos quienes accedan a ella. Por lo tanto, se habilita la posibilidad de añadir comentarios al pie de los post. Rogamos a todos el buen uso de esta utilidad. Los comentarios ofensivos, vejatorios, que contengan insultos, falsas acusaciones o que sean manifiestamente ofensivos, no serán publicados. Gracias por vuestra colaboración.