Juan Manuel Blanco [en Vozpopuli.com]
El presidente
del BBVA, Francisco González, destacó
el pasado domingo la importancia de tener a partir de 2016 un gobierno estable,
un ejecutivo que dure
toda la legislatura. El color, su posición en el espectro político sería lo de
menos, daría exactamente igual. Muy sutil el mensaje de González: en España, la
ideología, las creencias políticas importan un comino. Pregonen lo que
pregonen, todos los partidos acaban haciendo lo mismo. El impostado conflicto izquierda-derecha, ese señuelo que utilizaron los
políticos para distraer al público, es pura engañifa. Una vulgar
representación teatral donde los actores, tan peleones en el escenario,
acababan pactando entre bambalinas. Y repartiéndose el pastel con poderosos
grupos de presión. Rojos, azules, verdes, nada importa: sólo el color del
dinero. Los partidos no ganan las elecciones para aplicar su programa: hacen el
programa para ganar las elecciones. Mantenerse en el poder es el objetivo único
y exclusivo.
La élite política descubrió hace
tiempo la enorme rentabilidad que proporciona el poder. Y cambió ideales por
puros intereses. Sin un
marco de valores de referencia, sin un estricto sistema de controles y
contrapesos, la política acaba convertida en un mercadillo persa, un cambalache
en el que todo es negociable. Donde los gobernantes retuercen las leyes a
capricho, sin límite alguno: colocan a los suyos a cargo del contribuyente, manipulan
todas las instituciones, utilizan los servicios secretos con fines partidistas o usan pruebas de delitos como
instrumento para chantajear al contrario.
Un capitalismo de amigotes
El imperio de
la ley es desplazado por un esquema de pura arbitrariedad, de intercambio de
favores. Bajo el manto de aparente competencia, imperan acuerdos del poder
político con grandes corporaciones, unas alianzas para impulsar leyes, marcos
regulatorios a medida de la banca o las grandes empresas. Un capitalismo de amigotes que reparte sus
ganancias con los gobernantes por muy diversas vías. Los partidos
reciben comisiones, regalos o condonaciones de créditos. Se multiplica el patrimonio de ciertos políticos, sea en áticos,
hipódromos o cuentas en paraísos fiscales. Y ciertos ex gobernantes se
incorporan a grandes empresas con elevados sueldos, desorbitadas dietas y
reducidas obligaciones. Las famosas puertas
giratorias, que pagan jugosos favores concedidos en el pasado.
Tal como señala el presidente del BBVA, lo fundamental para las grandes
corporaciones no es el color del partido sino la estabilidad del gobierno.
Siempre pueden llegar a acuerdos ventajosos con un nuevo ejecutivo, con
independencia de su etiqueta. Pero frecuentes cambios de gobierno obligarían a una
constante renegociación de las cláusulas, añadiendo notables costes e
incertidumbres. Para ellos, no es importante quién gobierne sino cuanto tiempo
gobierne.
Asistimos,
sin embargo, a una etapa de cambios acelerados, al crepúsculo de esos partidos
que vertebraron el Régimen, garantizando tan vergonzosos apaños. Al surgimiento
de nuevas formaciones, con caras nuevas, estilos distintos, que podrían
erradicar las restrictivas prácticas del pasado. Y dejar a ciertos presidentes
de grandes empresas con tres palmos de narices, obligados a competir en
igualdad de condiciones con el resto. Pero también existe la posibilidad de que
los nuevos partidos decidan mantener intacto el rentable statu quo, recrear las antiguas costumbres. Los mismos perros...
con distintos collares. ¿Será suficiente
un cambio de caras, savia nueva, otra hornada de gobernantes para transformar radicalmente
la política española? Desgraciadamente, no.
La tremenda inercia del Régimen
El perverso sistema ha creado una dinámica tan
correosa y arraigada que los recién llegados podrían
acabar reproduciendo la vieja política, sucumbiendo a la intensa tentación del
intercambio de favores. Las buenas intenciones no bastan: constituyen una
fuerza arrolladora en el corto plazo, un potente arranque de entusiasmo. Pero se debilitan a la larga, consumidas
por los perversos incentivos que generan unas instituciones inadecuadas. Los buenos
impulsos acaban devorados por una maquinaria infernal que tiene lógica propia:
un plano inclinado donde la ley de la gravedad devuelve inexorablemente la bola
a la posición más baja. En Italia, la
descomposición de los partidos tradicionales en los años 90 mejoró temporalmente la calidad de la
política pero las reformas no fueron suficientes como para enderezar permanentemente
el rumbo.
El entusiasmo, las ansias de cambio,
deben aprovechar el empuje, la inercia inicial, para acometer esas radicales reformas
que garanticen un correcto funcionamiento del sistema político. Que instauren
instituciones neutrales e independientes, contrapesos, mecanismos eficaces de
control del poder, sistemas de representación directa y adecuados métodos de
selección de los gobernantes. Que reordenen el caótico y disfuncional sistema
autonómico, asignando las competencias en interés de los ciudadanos, no en
beneficio de los caciques. Los cambios deben ser lo suficientemente profundos
como para transformar los incentivos y modificar las expectativas de los
participantes. Deben romper la inercia, colocando el plano en su posición
horizontal, fomentando una política con objetivos y visión de largo plazo.
Si los nuevos partidos se limitan a lanzar llamativas medidas económicas,
a buscar a toda costa poder y cargos, a vender un mero cambio de caras como vía
hacia la regeneración, presenciaremos inevitablemente una prolongación, una
segunda parte del presente Régimen. Y seguirá importando muy poco el color del
partido. Pero, ojo, el ambiente se encuentra muy caldeado: no está el público para muchas pantomimas,
mascaradas, farsas ni trucos de prestidigitación. Mucho menos para perder una nueva oportunidad
histórica.
__________________________________________________________________________________________________________________
Suscribirte a La Tercera Ola |
Correo electrónico: |
Consultar este grupo |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Esta web busca la colaboración de todos quienes accedan a ella. Por lo tanto, se habilita la posibilidad de añadir comentarios al pie de los post. Rogamos a todos el buen uso de esta utilidad. Los comentarios ofensivos, vejatorios, que contengan insultos, falsas acusaciones o que sean manifiestamente ofensivos, no serán publicados. Gracias por vuestra colaboración.