Juan Manuel Blanco [en Vozpopuli.com]
Aunque el último Consejo de Ministros no ratificó esta propuesta, que queda en cartera
para sucesivas ocasiones, es motivo de honda satisfacción que nuestros
gobernantes hayan descubierto, por fin, los costes de mantenimiento de
la sobredimensionada red de transporte. Parte de nuestras dificultades
financieras tiene su origen en una imprudente política de inversión en
autovías y AVEs, que desafiaba toda lógica económica. Una actuación
guiada por criterios de corto plazo que, sin distinguir lo necesario de
lo superfluo, dejó tras de sí muchas infraestructuras sin demanda
suficiente y una sustanciosa deuda pública. Sin embargo, llegados a este
punto, resulta más que dudoso que la generalización de los peajes
constituya una adecuada palanca para mejorar la eficiencia o una eficaz
fuente de ingresos para las depauperadas arcas del Estado.
Aunque, en general, es eficiente que el usuario de los servicios
públicos soporte una parte del coste a través de un precio, esta regla
no se cumple en todos los casos. Uno de las excepciones es precisamente
el pago por el uso de autovías infrautilizadas ya que el principal
objetivo no debe ser recaudatorio sino racionalizador de la demanda. Por
ello, aunque a primera vista resulte similar, este peaje no es
equivalente al copago sanitario, que defendí en estas páginas
hace unas semanas. Una moderada aportación por parte de los pacientes
desincentivaría los usos superfluos de unos saturados servicios
sanitarios, permitiendo una mejor atención a las personas que realmente
los necesitan y un ahorro de costes. Sin embargo, debido a que gran
parte de las autovías soporta una intensidad de tráfico inferior a su
capacidad, con un coste de uso casi nulo, el peaje no mejoraría la
eficiencia salvo en aquéllas que experimenten una reiterada y
persistente congestión. Sólo éstas últimas requerirían una tasa de
utilización que gestionase convenientemente la demanda.
A la vista de la anterior discusión puede concluirse que los
responsables de las reformas económicas deben ajustarse a un programa
bien pensado, estructurado y coherente. Considerar siempre el largo
plazo y fomentar la eficiencia, eliminando la improvisación, el
“síndrome de los viernes” y la muy española institución del globo sonda.
Aprobar cada inversión en nuevas infraestructuras sólo tras un
concienzudo análisis coste beneficio que garantice su rentabilidad
social. Comprender que las reformas económicas difícilmente pueden
abrirse camino sin una profunda renovación de nuestro apolillado sistema
político. Y, sobre todo, aceptar que ya es hora de que políticos,
gobernantes y representantes institucionales dejen de cobrar
determinados tipos de peajes.
El peaje blando por uso de las autovías, insinuado recientemente en
círculos cercanos al poder, es el penúltimo globo sonda del gobierno, la
enésima iteración virtual de Mariano Rajoy en su pugna por empatar ese
partido que le enfrenta a los mercados financieros y a nuestros bárbaros
socios del norte. A pesar de sus humanos defectos, justo es reconocer
en nuestros políticos una enorme capacidad de improvisación, una
desbordada habilidad al aplicar el conocido método de prueba y error y
un finísimo sentido de la orientación para navegar sin carta, brújula,
ni sextante por el proceloso mar de las reformas económicas.
Una desbordada e innecesaria inversión en infraestructuras
Aunque la irresistible fiebre inversora, que coloreó de autovías y
líneas de gran velocidad la extensa geografía española, se desarrolló en
un contexto de reducidos tipos de interés y sustanciosas ayudas
europeas, el proceso de decisión no fue ajeno a la aciaga influencia de
las castas políticas locales. “Nosotros también queremos…” era la
fórmula mágica capaz de abrir el cofre de las siete llaves e iniciar una
torrencial lluvia de millones, forjando así un eslabón adicional en la
infame política de agravios territoriales, a mayor ganancia de
insensatos demagogos. Grava, cemento, asfalto y raíles salpicaron
insólitos lugares, necesitados o no de la costosa instalación. Imposible
olvidar a aquel cacique regional que no escatimó intrigas ni enredos
hasta que todas sus capitales de provincia quedaron conectadas por una
ruinosa línea de alta velocidad. Un prohibitivo lujo que muy pocas
ciudades del mundo se permiten.
Los estudios internacionales señalan que la corrupción generalizada
constituye otro factor crucial para explicar la sobreinversión en
infraestructuras innecesarias o redundantes. Los países más corruptos
son los más proclives a la construcción de costosísimas obras faraónicas
por ser ésta una de las actividades que más ingresos irregulares
proporciona a los políticos deshonestos. Un inmenso y dorado caudal de
comisiones fluye hacia las suizas cuentas de partidos y dirigentes,
mientras el contribuyente resulta doblemente perjudicado: sufraga
demasiadas infraestructuras y paga por cada construcción un precio final
muy superior al de mercado. Y el dispendio no acaba con la inauguración
pues el futuro depara importantes costes de mantenimiento.
Autovías infrautilizadas; ineficientes peajes
Además, debido a los costes de establecimiento y gestión, el
sobrevenido peaje tampoco puede considerarse un método eficaz de
recaudación pública. Si se trata de gravar a los usuarios de vehículos
motorizados, objetivo ciertamente cuestionable, el incremento de los
impuestos sobre gasolinas y gasóleos constituiría una opción con mayor
potencial de ingresos. Esta última medida afecta a todos los
conductores, no sólo a los usan las autovías, pero conlleva unos costes
de gestión muy inferiores. Más eficaz resulta, por tanto, la estrategia
alternativa, a no ser que… uno de los objetivos fuese la creación de un
nuevo organismo público para gestionar los peajes. Una parte de la
autovías no tenía que haberse construido pero, una vez terminadas e
infrautilizadas, la paradoja estriba en que ya no tiene demasiado
sentido cobrar por su uso.
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Siempre suelo estar de acuerdo con ustedes por lo acertado de sus comentarios, pero en este punto discrepo y, más en concreto, con la frase: "Si se trata de gravar a los usuarios de vehículos motorizados, objetivo ciertamente cuestionable...".
ResponderEliminarPues sí, me parece muy "cuestionable" y le pondré un ejemplo. Vivo en Tenerife, una isla en la que, por su particular morfología, resultan esenciales las infraestructuras... Contamos con una empresa pública de autobuses (de guaguas, como se dice por acá)y 2 grandes vías de comunicación una con el sur de la isla y la otra por el norte. Bien, a pesar de que el servicio de autobuses funciona muy bien y cubre regularmente todo el territorio insular, están infrautilizadas: sólo van niños, ancianos, gente humilde... Sin embargo, para llegar al trabajo, sobre las 8 de la mañana, el trayecto que normalmente recorremos en 5 ó 10 minutos como máximo, se convierte en una agonía de 20 ó 30 minutos, y eso que en la mayoría de los tramos tanto la autovía del norte como la del sur cuentan con 3 carriles…
Sin embargo, el Cabildo de Tenerife, no contento con habernos subido la guagua a primeros de año, amenaza con subirla de nuevo este mes (“pues sufre considerables pérdidas”). Yo me pregunto ¿siempre hay que cargar el peso de la mala gestión o los despropósitos en los más modestos? Por qué a mí, que empleo un servicio público, no contamino, no contribuyo a saturar las vías ni las plazas de aparcamiento, tengo que ser la castigada? ¿No sería más consecuente, penalizar a quien usa el vehículo con un solo ocupante, que contamina, obstruye las autopistas, gasta energía y satura las ciudades? No era mejor cobrar una “tasa” (con las pertinentes exenciones a profesionales, sanidad, etc) al que va en coche? Con ello la ciudad estaría más limpia, las carreteras libres para un tráfico fluido o una emergencia, se ahorraría energía y encima se sacarían un dinerillo, bien para mejorar las comunicaciones o para gestionar mejor la empresa de autobuses? Además lo soportarían las personas más favorecidas: el que quiera ir solito en su coche que vaya, pero que pague y el resto, tan ricamente en la guagua… Eso es lo que yo pienso.
P.Pérez
estimada colega, estoy de acuerdo, pero debes recordar que ya pagamos impuestos por circular, por mariculación, por el combustible, y sanciones muchas veces abusibas e injustificadas. pagos, por parking, etc. Pero yo personalmenta cuando voy al trabajo voy en mi vehiculo pue son 45 km. ida y vuelta, pero si es que tengo que moverme por la capital "Valencia" prefiero el bus, bici, o andando que de camino viene estupendo para la salud, y me distraigo con mi emisoras faborita de radio, pero pienso como tu,que muchos abusan del coche.
EliminarEstos gobernantes siguen empeñados en cuadrar las cuentas a base de subir impuestos de un modo suicida. Esta medida que ahora nos quieren vender fue aplicada en Portugal el año pasado y ha sido, y lo sabemos la gente de la frontera, un desastre para su turismo , sector inmobiliario y empresas, aislando el país: cientos de miles de turistas hemos dejado de ir allí por el temor y el caos de los telepeajes y muchos de los que tenían allí apartamentos los han vendido, y ello por no hablar del incremento de costes, accidentes y tiempo en los viajes que supondrá a profesionales, autónomos y gente que usa la carretera para trabajar y que a partir de ahora cogerá las antiguas.
ResponderEliminarAquí se hacen los cálculos como si el usuario/consumidor fuera un estúpido y no cambiara, adaptara, a la nueva situación y claro, luego no cuadran las cuentas y volvemos a una situación peor a la anterior, en recaudación y malestar ciudadano.
¿ Algún responsable de Fomento y Hacienda se ha parado a pensar que de los 52 millones de turistas que vienen, la mayoría lo son de Francia, Alemania y UK, y muchos del primer país -7 millones- lo hacen en coche y presumiblemente lo dejaran de hacer. La broma nos puede suponer perder entre 5 y 10 millones de turistas anuales con el gatos e ingresos que conlleva, tal y como ha sucedido en Portugal.
ya pagamos el impuesto de circulación que se supone se creo para el mantenimiento de calles y carreteras ¡Esto es un auténtico abuso y una auténtica vergüeza!
ResponderEliminarMARIANILLO HA ESTAFADO ELECTORALMENTE HASTA A LOS QUE NO LE VOTARON... DIMITE YA Y DEJA PASO A OTRO QUE SEPA, PUEDA Y QUIERA. PROTECTORADO ALEMAN ES LA UNICA SALIDA A LA RUINA DE LAS CASTAS DIRIGENTES CORRUPTAS SUREÑO EUROPEAS, POLITICAS Y FINANCIERAS ESPECULADORES, DEGENERADAS CATOLICAS. geografia donde ya reina la anarquia social y ciudadana, y que estos mojigatos vividores de la derecha progre no arreglarían jamás.
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